¿Vas a viajar o vas a quedarte?

La gente que gasta su plata en tener: el auto más lindo, la casa más lujosa, la ropa más exclusiva, y no le alcanza para viajar en sus vacaciones, sencillamente es estúpida.

Lo siento, pero lo es. No podés preferir tener un auto 2011 a un viaje a Grecia. No te digo que no tengas auto, pero podés viajar y tener un auto 2007.

No podés preferir comprar ropa de temporada de las tiendas a ir a conocer el Caribe. La Polinesia Francesa. Fiji. Aspen, Colorado. Finlandia. Suiza. El este Europeo. Sudáfrica. Nueva York. Sri-Lanka. Miami. Australia. Y todos los demás lugares que me vibran en la cabeza...

No podés preferir hacer pura pinta en tu ciudad, a llenarte de experiencias por los 5 sentidos, con personas que amás, en lugares de los que leés en libros.

No podés. Sencillamente no podés.

Los 25 pirulos

Re canchero gua' u* mi título cumpleañero.

Un día como hoy pero hace 25 años, exactamente a esta hora (11:30), mi mamá estaba caminando por el supermercado con su feroz panza conmigo adentro. Era el viejo Mundi Mark, y yo estaba haraganeando hace 15 días dentro de su vientre. Entonces, estando mi mamá en la caja, no sé qué hice pero por lo visto lo hice en el momento incorrecto (¿o no?): se rompió su bolsa, al pagar las compras. Mi papá, que a veces opta por las bromas para contrarrestar los nervios, le acusaba a mamá de haber hecho pipí y ella lloraba...

Momentos después llegué yo. No en el Mundi Mark, por supuesto; llegaron al sanatorio.

Desde entonces, me confabulé con mi hermana mayor para hacer travesuras, trompearnos, compartir ropa y eventualmente llevarnos bien, con nuestras feroces diferencias. Después de 8 años vino mi hermanito menor, que primero fue mi juguete y después mi hermano.

Cuando era chica, leía Maitena en la peluquería, donde mi mamá se iba a ponerse chusca* y yo me hacía corte tipo peinado taza (sólo Dios sabe por qué). Maitena tiene una capacidad inmensa de escribir los peores temores y las más terribles confesiones de las mujeres, sus acciones y sus pensamientos. Su trabajo gira en torno a las "mujeres alteradas". Yo a mis 5 añitos no entendía cómo una mujer podía ser disconforme, temerosa, exigente, histérica.

Muchos años más tarde, entendí.

Convengamos que no soy una "mujer alterada" en su máxima expresión; no fumo, no soy (ni fui) promiscua, entre otros detalles que la graciosa Maitena logra reflejar de la mujer contemporánea. Pero si hay algo con lo que me identifico, es con la constante búsqueda de más. Tiene estudios, quiere auto; tiene auto, quiere casa; tiene casa, quiere marido (siempre fui una Susanita, y qué); tiene marido, y quiere.... así en adelante. Tengo mis miedos, mis luchas.

Y hoy, en la flor de la juventud, en el medio del lío de mi vida joven adulta, migrando a una adultez madura (en 5 años señores, hoy soy ventitantoañera todavía!), quito mis lecciones de vida, y aspiro a más. Básicamente creo que alcancé todo lo que me propuse ser antes de los 25 (espero que no suene a sobradora; no me propuse ser Oprah ni nada por el estilo, todo lo que quise ser exigía tan sólo perserverancia.)

Ah, no, hay algo que no alcancé: ser flaca.

Pero me quedan muchos años más (espero) y ahora me pregunto: ¿qué más hay?

Pero le pregunto al Barbudo de arriba, de cuyo jopo siempre me colgué en la más absoluta dependencia, y vamos a charlar acerca de lo que vamos a hacer en la próxima temporada de cuarto de siglo.

A todos los que estuvieron en estos 25 años, gracias. Ahora me dejo de fastidiar con el autobombo y me pongo a vivir la vida, no sobrevivirla.

*Gua' u: término en guaraní que significa "supuestamente".
*Chusca: término equivalente a "arreglada". No sé en qué idioma.

Un 5 mil´i

Algunos damos por sentado el tener un techo encima de nuestras cabezas. Desde chica, cuando me cuesta dormir, me acuesto y cuento las tejas del techo sobre mí, que me protege del viento, de la lluvia, de la noche y de los gatos en celo que maúllan y se pelean con las comadrejas. Pero siempre me quedo dormida antes de terminar. Y, por sobre todo, siempre duermo con un techo encima.

También tengo la costumbre de decirle a Dios "gracias porque tengo un techo". Y ahora que me tocan pagar las cuentas me doy cuenta cuán afortunada soy de tener un techo encima. No es tan sencillo ni tan espontáneo como lo sentí toda la vida.

Alineación al centro
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Pero no hay gente tan afortunada como vos y yo. Y no a todos les pasa porque son haraganes, no quieren trabajar, malversaron lo que tenía. Sin importar motivos, hay gente que no tiene algo que les proteja a ellos -muchos de ellos son niños que son nuevos en la vida y aprenden, a la fuerza, que la vida es injusta; que les tocó nacer en una posición menos afortunada que a otros, y que eso no sólo condiciona su situación de vida, sino cómo la gente les trata a partir de la vivencia de una realidad que les escogió, y que ellos no escogieron. Pelean por la subsistencia básica, entre los que está un techo, pero a eso se le antepone la comida, y muchas veces no alcanza para el abrigo ni para la casa.

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Los que vivimos en Paraguay estamos acostumbrados a que nos estén pidiendo monedas, nos ataquen el auto para limpiarnos el vidrio por un billete, "alquilen" personas en sillas de ruedas para quitar dinero, o finjan demencia por ese metal que está en el fondo de la cartera... vivimos esperando lo peor de la gente, y toda esa plata se va quizás en sus necesidades básicas o en alcohol y cigarrillos. Pero siempre se trata de una necesidad, pues hay un vacío que llenar.

Este viernes 3 y sábado 4 de setiembre otra grupo de personas se va a asomar a tu ventana para pedirte una mano para satisfacer una necesidad básica del ser humano: el de una vivienda. Ellos son de Un techo para mi país - Paraguay; se propusieron construir 100 viviendas para gente que no tiene una casa. Si querés variar un poco, podés hacer tu aporte a través de los cajeros de Infonet, y otros métodos quepara que no tengas excusa y digas "yo no sabía cómo ayudar".




Cuando se acerquen a vos, acordate que no te piden endeudarte por la AFD ni construirles una mansión. No te están pidiendo que te descompongas la manicura o que agarres un martillo para que te salgan callos. Un 5 mil´i qué te hace... vas a dejar de comer 2 empanadas de Don Vito, vas a elegir un gusto de pizza menos caro, vas a tomar agua de la canilla (con filtro o hervida) en vez de una Coca Cola... pero no vas a dejar de tener un techo vos para darle un techo a una familia.

(por cierto, quiero hacer una aplicación en Facebook que diga "de dónde va a salir el 5 mil´i que vas a aportar a "Un techo para mi país", con frases divertidas como "te vas a ir a Coyote en el 18, dejá el Mercedes en casa y ponele onda" o "vas a comer del lomitero de la esquina en lugar del restaurante donde ya hiciste reservas. Con las salsas va a parecer una cena gourmet". ¿Alguien me ayuda?)

Para ayudar a UN TECHO PARA MI PAIS - PARAGUAY, podés hacerlo por estas vías:

-Cuenta 980.000 - Visión Banco
-Cajeros Automáticos de Infonet (2 al 5 de setiembre)
-Aporte en alcancías (3 y 4 de setiembre): Avdas. España, Choferes del Chaco, Mariscal L{opez, Fernando de la Mora, Aviadores del Chaco, San Martín, Perú, Kubitschek, Rodríguez de Francia, Rca. Argentina, E.Ayala, Boggiani, Brasilia, Artigas, entre otras.
-Dándoles ánimo a través de su página en Facebook

Vivir para que llegue viernes

Todos tenemos un día que esperemos que llegue. El día que yo espero, es viernes. Me levanto sabiendo que es el último día en que tengo que ponerme de pie por obligación, y dejo que pasen los minutos para reencontrarme con la noche y unos días de aire de los quehaceres laborales. Me gusta trabajar intensivamente para no dejar un mísero pendiente, e irme a mi casa con la sensación de victoria sobre mi agenda.

También tengo algunos "no debo". No debo parar en Burger King, por ejemplo, o premiarme con una empanadita de Don Vito por aguantar 2 horas más en la oficina. No, aguanto 45 minutos de tráfico a mi casa, con jaqueca a histeria, para llegar y encontrarme con una heladera con ingredientes y sin comida preparada.

Pero me pregunto, ¿para qué quiero que sea viernes? Todos los días de la semana tengo una rutina de "deberes". Todo consiste en "debo hacer": desde el "debo abrir mis ojos" (cómo me fuerza ese!) al "debo dejar mi ropa lista para mañana" (siempre desfallezco antes de hacerlo). Paso por el "debo pagar las cuentas", "debo doblar la ropa", "debo preparar la cena, y el almuerzo de mañana".

Pero llega el viernes, y ¿qué le sigue? Sí, tan sencillo como parece: le sigue el sábado, el día en que tengo que levantarme temprano para conseguir turno en la peluquería (hace 1 mes trato de ir), que tengo que ir a cambiar un dato en el banco (el único banco que abre sábado), o tengo que lavar el auto y consumir 3 horas de mi vida en eso por mi tacañismo (cosa que pospongo hace 2 meses), o tengo que hacer la lista de compras, o tengo que ir al súper, o tengo que mirar el balance del mes para ver cómo cerramos, o tengo que lavar la ropa (siempre en el lavarropas, no tengo el don de hacerlo a mano). Confieso que hasta "tengo que" ir a la iglesia, donde ya no veo a mis mejores amigos, y tenemos que coordinar una noche para vernos. Eso toma 3 meses ahora. Antes era todos los sábados. Ahora tengo que agendar como una conferencia de la ONU, algo tan lindo como ver a mis amigos.

Sí, me siento tentada a jurar que este sábado y domingo voy a dormir hasta el mediodía y que aunque me despierte, voy a revolcarme en la cama y sentir las fibras de mis sábanas hasta que ceda al placer de la descontracción; prometo que no voy a lavar las ropas aunque toda la semana tenga que revolver el ropero para ponerme algo (ya comprobé que tengo stock para sobrevivir tranquilamente 2 semanas sin lavandería, ya que el frío y la lluvia en este invierno previnieron mi quehacer de ropas), me propongo algo tan sencillo pero desafiante como no alzar un hilo del piso, por el simple placer de sentir que no tengo obligaciones.

Pero el sábado a las 9 de la mañana, me gana el remordimiento; y para compensar, acabo haciendo cosas por todos, menos cosas para mí. Confieso que encuentro un placer masoquista en los deberes; porque si hago las cosas, me canso, pero si no las hago, me siento miserable.

Confieso que una vez le dije a mi mamá: estoy PODRIDA de "tengo que hacer". Quiero hacer lo que quiero hacer. Pero pasan los años y, en la medida que me gano mis deberes, me gané también mis derechos.

"No se puede vivir esperando que sea viernes", me dijo una amiga, que comparte conmigo las ansias de que llegue el día. Para no sentir que mis días pasan sin que sean un tedio, a veces salimos a hacer algo que, de soltera, mis papás me dirían que "no se hace entre semana": ir al cine, salir con amigos, ver series. Eso sí, para las 10:30 pm yo estoy molida, pase lo que pase. Pero tengo esos ataques de supuesto chaoloquismo para sentir que no tiene que ser viernes para que comience a divertirme.

Hoy no sólo quiero que sea viernes; quiero que sea Navidad, quiero que lleguen mis vacaciones (volví hace 2 meses de ella), quiero que sea el martes que viene para cobrar. Pero voy a proponerme querer que sea hoy.

Banco de información: artículos sobre Herramientas Digitales

A pesar de tantos workshops y el día a día del trabajo de Community Manager (una de varias labores de mi trabajo), todavía creo que no manejo a la perfección este mundo de las redes sociales.

Si hay algo que descubrí, es que hay que ser sinceros en este mundo virtual. No borrar comentarios, siempre contestar educadamente y saber encontrar las oportunidades de diálogo. Ese es el código con el que manejo la marca que administro en la Web y mi marca personal.

Aprovecho este espacio para pasarles ciertos artículos sobre Herramientas en redes sociales y Periodismo Digital, para que vayan leyendo, haciendo click en los links. Son artículos escritos para Thelemongroup, un blog que se volvió referente en la comunicación digital, publicidad y marketing, y ahora aumentó su audiencia con su presencia en Paraguay.com.

Hagamos vida social profesional en línea
Reputación online, un análisis de cada una de las más populares herramientas de redes sociales.

Poné a trabajar esas herramientas del social media
Una lista de herramientas que tenés que probar, especiales para trabajo en Internet y redes sociales.

Tu marca digital sí existe
La construcción de una identidad y una profesión periodística en Internet. Los nuevos ejercicios de la profesión digital.

Espero que te sirva!

Lo que tus papás hicieron por vos (y no sabías)

Ahora que ya soy .... grande (?) ... bueno, más grande de lo que era antes, y tengo mi sueldo, mis deudas, mi marido (jejeje) y me doy mis gustos, me doy cuenta que mucho de lo que puedo hacer es porque no tengo hijos.

Ay, hijos. Esa linda idea que me fascinaba a los 19 y de la que hoy corro. Sepan comprender que soy recién casada, me merezco vacaciones de eso todavía.

Nunca fui ajena a los quehaceres de la casa. Me encanta cocinar pero odio lavar la vajilla sucia; prefiero repasar al barrer, lo peor de lavar la ropa es colgarla y lo mejor es oler su aroma. Así que la vida en pareja no me agarró tan en contramano. Mis pocas adaptaciones incluyen trasnochar (mi esposo acostumbra salir al cine, o ver películas a altas horas de la noche) y tener comida lista en todo momento (el chico come más que yo, y eso que yo como mucho para ser una chica).

Eso sí, tengo la agenda car-ga-da. Si me ponen una cosita más, exploto. Así como estoy, estoy muy próxima a ser una mujer alterada de Maitena. Me ponen un hijo y... no sé qué será de mi vida.

Y no es que un hijo me va a hacer menos femenina. Ando en championes y jeans, me voy a la peluquería una vez cada 3 meses, me mantengo las uñas cortitas porque me tedia hacerme manicura. Igual nomás logro cautivar la atención de Chris, así que mi look funciona.

Pero un hijo...tener un hijo, me hace pensar en que tengo renunciar a cosas que hoy no tengo... y me puso a pensar en todo lo que renunciaron mis papás por mí, y mis hermanos.

Si me asusta la idea de uno, no puedo dimensionar lo que es tres. Tres hijos. Tres colegios, útiles, ropas, cumpleañitos, comida...

Supongo que la recompensa emocional es altísima, por eso el mundo sigue habitado. Pero hoy por hoy, sólo sé que mis papás renunciaron a tanto...y tuvieron que esperar a que yo sea grande para que me dé cuenta.

Ojalá les reditúe en satisfacciones por las inversiones que hicieron.

La luna de miel, paso a paso: Salida y Día 1

La salida

Después de pasar un fin de semana de hotel tras el casamiento, no podíamos contener la emoción de nuestro primer viaje juntos. Aunque a la mañana llevamos el vestido de novia a la tintorería e hicimos otros menesteres, nos placía el hacer las cosas juntos. Almorzamos en casa y revisamos por última vez las valijas para ver que no faltaba nada. Nos llevaron al aeropuerto mis papás, donde nos encontramos con la mamá y hermana de Chris, y nos dejaron hacer nuestro check-in, y hubo una despedida emotiva, con lágrimas y risas.

Cruzamos la puerta de acceso a pasajeros y el vientito frío de los conductos de aire condicionado del Silvio Pettirossi nos invitó a tomarnos un café en Havanna mientras esperábamos nuestro vuelo. La emoción de los 2 era igual de grande: para Chris no sólo era la primera vez que tomaba un avión, era la primera vez que salía del país. Yo estaba enloquecida con la idea de viajar lejos y con mi compañero de aventuras.

Durante el despegue, ya le instruí a Chris que sienta en sus pies cuando el avión despegaba del piso. Se animó y se sentó en la ventana para ver el mundo desde la más linda de sus ópticas: desde lejos, y la pasó muy bien en el vuelo de TAM.


En Sao Paulo pasamos por Aduanas y nos paseamos mirando todo lo que había por el duty free. Después ya le entregué el pasaje y le dije que localice nuestro siguiente vuelo en las pantallas enormes. En realidad le desafié a hacerlo, y en un rato lo hizo y marchamos a nuestra puerta de embarque, y admiramos en el camino a todos los aviones y tratamos de adivinar de qué países venían los más extraños.

Viajamos toda la noche en Aeromexico a Ciudad de México, tocando todos los botones que encontramos en nuestro camino, tal como hacen los niños de Preescolar. Experimentamos el control con botones tipo videojuegos, vimos películas y series, y experimentamos una turbulencia para ponerle picante a la situación, justo encima de Venezuela. (¿Coincidencia?)

La ciudad de México tiene un aeropuerto sencillamente espectacular. Es enorme, algo complicado de entender en la entrada pero luego se fluye. Fue en este aeropuerto donde nos encontramos con nuestro primer Starbucks. Y, para qué luego (como diríamos en Paraguay), el mundo de Chris se estremeció en ese instante. Salieron los primeros vasos de café y compramos los granos de café de Kenia, tras la amena charla de Chris con la barista para que le sugiera uno para llevar.

En ese trajín entramos a un lugar donde pensábamos que íbamos a llevar muchos volantes y mapas, pero resultó ser una agencia de turismo donde tenían paquetes armados de excursiones. Como San Google ya me asesoró en cuanto a las excursiones que podíamos hacer a solas, y dónde encontrábamos los mejores precios.

Hay una excursión en particular que es muy larga y por su contenido histórico y cultural es más que válido hacerlo con guía: Chichen Itzá. Nos ofrecieron un buen precio por el paquete (USD 90 por persona, para Junio 2010) e incluía la pasada por ciudades, almuerzo, visita a un zenote y el tour por las ruinas Mayas (ya sabrán la historia). Ese compramos, con el terror de que nunca nos pasen a buscar del hotel y habiendo pagado una seña por ello.


De Ciudad de México tomamos la conexión a Cancún temprano en la mañana, en un avión más chico de Aeroméxico pero igual de lindo. Al bajarte del avión en Cancún (en medio de la pista) atravesás Aduanas y te esperan un montón de taxistas gritando nombres u ofreciéndote el traslado. Compramos nuestro paquete con traslado incluido (aunque se me había antojado alquilar vehículo, después reculé por el posible cansancio) y buscamos nuestra empresa de transporte, que nos trasladó a varios turistas a algunos de los casi cientos de hoteles en el litoral caribeño.

En el camino me entretuve charlando con parejas de europeos que contaban a cuáles hoteles ya habían ido (una pareja estaba en Cancún por 5ta vez, no les culpo) y por supuesto, todos fascinados con nuestra juventud y estado civil.

Día 1 - martes

Llegamos a las 13:00 a nuestro hotel, tras 1 hora y media de autopista desde el aeropuerto de Cancún. El Gran Bahía Príncipe es enorme y no estaba segura de cuál de los tres lobbys nos correspondía, finalmente confirmaron que nos tocaba el Cobá. Repasé en mi cabeza el briefeo de cada uno. Cobá quedaba lejos de la playa pero se accedía a ella por los carritos-de-golf-más-largos-de-lo-común. No me convenció tanto en un principio, pensé que era mejor estar en el Akumal: pero con el pasar de los días supe que fue un fabuloso destino del destino (?).

Luego del check-in, nos pidieron tiempo hasta las 15 hs para entrar a la habitación, nos dieron unas pulseritas y nos invitaron a pasar al restaurante. Esa pulserita resultó ser un pase a la perdición: era tu free-pass a todas las comidas y bebidas del hotel, y al uso de instalaciones en las 3 sedes. Cuando vimos el buffet por primera vez, casi desmayamos. Nos olvidamos que llegábamos de 9ºC en Asunción a casi 40ºC en Cancún, y estábamos todo pegoteados del calor, y comimos sin remordimiento.

Barriguita llena, corazón contento. Lo único que queríamos era ir al mar y sentirnos de vacaciones (porque de comer mucho, comemos mucho siempre!). A las 14:30 nuestra habitación ya estaba lista y nos cambiamos y corrimos al mar. O al autocarcito ese, como sea. En el camino ya encontramos iguanas y Chris enloqueció en fascinación por estos bichos, haciéndome toda clase de preguntas que no estaba lista para responder. No se me ocurrió buscar en Wikipedia sobre estos bichos, y él me preguntaba si mordían, cómo se defendían y qué comían.


Y nos encontramos con un escenario que traspasa el imaginario y las fotos que pensamos que retocan para que el mar se vea así. El mar Caribeño, con su calidez del sol de todo el día, nos recibió para hacernos sentir que tantas horas de viaje y tantos años de espera valieron la pena.


A la noche caímos rendidos y no cenamos, se nos pasó la hora con el cansancio del viaje. A eso de las 1:30 am, teníamos hambre y leímos en alguna parte de los folletos que teníamos un snack bar abierto las 24 hs. Así que salimos de cacería de comida, con nuestro mapa del hotel. Fue la primera vez que nos perdimos. Tras vagar 45 minutos por la húmeda y cálida madrugada, encontramos por accidente nuestro restaurante 24 horas. Sin saber si realmente iba a surtir efecto lo de comer y beber cuanto sea, a la hora que sea, pedimos pizza y hamburguesa. Disfrutamos de la comida rápida y procedimos a tratar de encontrar nuestra habitación, de vuelta.

El segundo día ya prometía más aventura, sólo queríamos que amanezca para seguir viviendo la Riviera Maya.

Suspiros

Si tuviera que describir en una palabra el día de nuestro casamiento, diría que fue sublime. Fue suspiros de inicio a final.

Comenzó a las 6:40 am ese día. Ya no podía dormir. Llevaba un aceleramiento toda la semana y su consecuente cansancio. Pero la adrenalina tomó el control del día y me levanté, pretendiendo no hacer nada de organización ese día.

Pero me equivoqué. Faltaba ir al Shopping, ir a retirar el vestido de mi hermana, y como ya andaba por la calle y no aguantaba la mugre del auto, lo llevé a lavar también.

Ese día y como nunca, mi novio-ahora-marido me llamó al celular. Habrán sido 20 veces en todo el día. La verdad, nunca fuimos de comunicarnos mucho vía celular. Ni por email. Ni por las redes sociales. Sencillamente marcábamos un día de encuentro y nos sentábamos a hablar, o caminábamos mientras hablábamos, o reíamos mientras hablábamos, o nos abrazábamos mientras hablábamos. Pero el celular jamás sonó tanto como ese día, marcando su nombre en la pantalla. Y durante instantes, nos quedábamos en silencio. Cada uno sonreía desde su lado del mundo, porque sabíamos que la distancia física no iba a durar mucho más.

Por fin llegó la hora de ir a la peluquería. Una de las damas de honor, Moni, vino por casa y marchamos las 3 mujeres del hogar más ella a Eva Noguera. Desde que llegué, yo era "la novia". "Ella es la novia, le toca el service" y ahí iba yo, correteando por la peluquería siendo "la novia". Nunca voy a negar que me en-can-ta-ba ese papel. "La Novia". Quisiera poder ser la eterna Novia.

Nos atendieron impecablemente, y hasta salimos antes de tiempo: eran las 5:40 pm cuando marchamos para...alguna parte. En el auto Meli, mamá y yo decidimos que teníamos hambre. La gran pregunta era cómo meter comida en la boca. Entonces hicimos una parada técnica y nos fuimos a Alberdín, antes de ir al Hotel con toooodos nuestros pertrechos para prepararnos. La cara de desconcertada de la gente, ni les puedo explicar. Corría con mi velo liado alrededor de mi cuello, pidiendo bandeja de bocaditos y Sprite Zero.

En el hotel, me fui a mirar la sala del evento. Todo ya estaba puesto. No di con mi genio y comencé a contar sillas en cada mesa, para ver si correspondían las cantidades. En minutos llegó mi decoradora, Teresa Vaesken, y se subió a la habitación con todos los ramitos de las damas de honor, los boutonnieres (que luego me completó porque le di mal el número de hombres en el cortejo!) y los arreglos para las mesas y el auto.

A las 19 hs y puntualmente, llegaron dos caballeros de honor. Vik y Yayo estaban encargados del transporte de los novios. Hicieron de las suyas por todo el hotel, además de colocarme en su lugar cosas como el centro de la torta, verificar que coincidía la planificación de mesas, y muchos favores más. Desde entonces, también hicimos una producción fotográfica en familia.

Por su parte, el novio estuvo a las 20:05 en la iglesia. Casi le dio un infarto cuando vio las luces apagadas. En instantes, encendieron las luces, y cuando decidió ir al fondo de la iglesia por el jardín, un perro le salió en el camino y decidió que iba a quedar lindo jugar con él. Le saltaba encima y mi estimado temía por la integridad de su traje. Luego, se solucionó todo cuando la dueña salió a apresar el can.

Ah, el pastor también se perdió. Se fue a otra iglesia. Pero llegó antes que yo. Me fui a dar unas vueltas por la ciudad, tras salir a las 20:20 del hotel. Incluso nos dimos el lujo de pasearnos con Vik y Yayo frente a la iglesia, y hasta la Catedral. Había champagne en el auto, y con nosotros celebraban las caravanas de vehículos.

Luego de que le confirman por celular a los chicos que la iglesia ya estaba suficientemente llena, marchamos a la Iglesia. En minutos me encontré del brazo de mi papá, y escuchando Canon de Pachebel en el cuarteto de cuerdas que tanto quería tener.

Mis amigos y familia se comportaron y los encontré en fila, prestos a entrar. Marcharon todos en fila hasta que me llegó el turno. Mi papá se quería ir más rápido y yo le frené.

Desde la entrada de la iglesia busqué la mirada de Chris, hasta que en un instante, hicimos click. Nos vimos. Ya estábamos ahí, justo donde queríamos estar.



La ceremonia la hicimos mirándonos el uno al otro bajo un arco, ante Dios, nuestras familias y amigos y ante el Pastor Hermann Juilfs, nuestro pastor de infancia, el pastor que no nos dejaba sentarnos juntos en el campamento porque nos enamoramos en una temporada donde las hormonas adolescentes en la iglesia hacían catástrofes. Fuimos obedientes, lo tomamos todo despacio y con soda, hasta que llegamos a hoy. Sin quitar la lengua, sólo felices.

Todo ese momento pudimos estar de las manos y mirándonos., disfrutando de las reacciones del otro. Cuando llegó el momento de los votos, Chris me sorprendió al haberse aprendido de memoria sus votos. A mí no me dio la cabeza, yo leí los míos. Según Bruno, terminé con honores el colegio pero no fui capaz de aprender mis votos (sí, Bruno, sé lo que dijiste!). Pero lo dije de corazón.



Tras el beso, nos saludamos con los invitados en la puerta de la iglesia (antes fuimos atacados por granos de arroz), y poco a poco se fue dispersando la marea de gente y comenzó a caer la llovizna. Entré a la iglesia a mirar el arco, los moños con flores en las sillas de la iglesia, los arreglos de enfrente. Miré todos los detalles que pude, que pensé y soñé para ese día.


Camino al hotel tuvimos tiempo de suspirar un rato juntos. Vik me seguía cantando "Not in the back of my car!" y hacía de DJ con el iPod. Yayo aportaba sus incisivos comentarios para amenizar la velada. Teníamos champagne para celebrar y proseguir con la noche.



Luego del Civil (que nunca me emocionó mucho; por mí, hubiera ido en jeans al Juzgado a liquidar el expediente), entramos a hacer nuestro Primer Baile. Michael Bublé, con "Baby, you've got what it takes" fue el tema que escogimos. Ensayamos una semana con las profes de baile de la Escuela de Ballet de Alex Martínez, que nos tuvieron paciencia. Eso sí, el piso conspiró y como lo enceraron, volamos por los 4 costados. El desenganche de mi vestido tampoco estaba en los planes. Pero como bailarina de Showmatch, proseguí el baile hasta el final. (Y no, Chris no tuvo nada que ver con que se suelte el cuello).





Para entonces, ya tenía hambre y me comenzaron a dar órdenes los fotógrafos de Sociales. Sí, yo sé que los llamé yo; pero ya estaba un poco arisquita (un poco?) y el novio me decía que mantenga la tranquilidad. Mi papá sólo quería sentarse a comer y mi mamá, a charlar con sus amigas. Yo quería sentarme a mirar el mundo pasar.

Eventualmente, pude hacerlo. Sentarme en mi mesa de 2 lugares, a comer grisines con mi esposo. La mesa tuvo muy poca ocupación porque nos pasamos paseando por la sala. El servicio del hotel marchó impecable; la comida estaba caliente y fresca, de entradas a postres. La torta de De la Casa Pederzani coronó los postres: elegimos una torta bien empalagosa, helada, con frutos rojos, dulce de leche, merengue y masa de vainilla.

Me di el lujo de arrojar el ramo al ritmo de "All the single ladies". En el grupo habían chicas que saltaban y arañaban por el ramo, y otras que se escondieron en el fondo por hacerme el favor de estar de pie. El ramo del legado lo agarró Chiara, mi compañera de colegio, que aún busca su par (es muy exigente la chica, y hermosa, chantas abstenerse!)

Y pasaron las horas, las risas, el tiempo compartido con los más íntimos de cada familia, y la celebración se fue aserenando. En una de esas, Chris subió arriba y ya no bajó más. Dos de los amigos me dijeron que, a partir de que arrojé el ramo, no tenía ninguna obligación de estar en la celebración. Luego me dijeron que tenía la obligación de estar en otra parte.

Así que sucumbí al cansancio, y dejé la celebración. Luego me chusmearon cómo siguió el tema. Pasó las 2 am y la gente estaba charlando aún. Las mesas se iban desarmando lentamente. Todos se retiraron a las risas y, aparentemente, felices.

Así fue la noche: Suspiros. Fue una noche súper especial, y Dios permitió que sea todo lo que queríamos que sea. Por sobre todo, nos permitió estar juntos y dar este salto, de la mano; con Él y del uno con el otro.

Gracias a mis amigos por sus fotos: Rache, Meli, Vik, Yayo, Belu, Pame, y muchos más!

Un día de promesas



¡Qué genial! ¡Llegó el día en que Chris y yo nos casamos!

La pregunta que más me hacen en estos días es si estoy nerviosa. De hecho, no siento que lo esté, aunque mis horas de sueño son muy cortas. Sólo me siento feliz, realizada porque llegamos acá y porque vamos a continuar.

Tuvimos muchas despedidas de solteros, desde compañeros de facultad, amigos hasta amigos de mis papás, y con cada grupo pudimos celebrar a nuestra manera. Los adultos nos dieron sus más lindas palabras de bendición (y nos dieron la opción de tener hijos "pronto" o "muy pronto", esas fueron las variables, pero mi papá salió al frente y nos dijo "cuando quieran y en el tiempo de Dios". Uf, gracias.)



Los amigos de la facultad celebraron con charlas, juegos de mesa y signature drinks hechas por el bartender Vik, en una tarde lluviosa (mi versión especial fue llamada "Black Orchid Vik-o Style").



Con los compañeros de colegio pasamos una noche de karaoke en la casa de una amiga, cantando músicas del antaño en formato MIDI. Fue refrescante cantar a los gritos pelados como en la época de colegio, pues éramos el grupo cantarín.



Y, finalmente, llegamos al 29 de mayo de 2010. Hoy son 28 años del día en que se casaron mis papás.

Hice un tremendo esfuerzo por despertarme tarde: salí ayer con amigos a comer algo, y charlar. Después de dar vuelta en la cama por horas, no me quedó otra que levantarme.

Eran las 6:40 am. Anoche estuve hasta las 00:50 fuera de casa. La agenda del día ya no incluye ninguna planificación. Me pasé literalmente toda la semana en el auto, yendo por Asunción a hacer labores de toda índole. Estoy HARTA de manejar y me alegra que voy a pasar unos días sin manejar. (oh-oh, falta retirar un vestido, e ir al shopping un rato, y... . Me callo nomás ya.)

Va a llover hoy, así que tuvimos que mudar la cena del Roof Garden al salón. Me estresó menos de lo que pensé (a Chris realmente le descolocó el cambio), pero le miro el lado bueno. Ahora la producción de fotos va a ser arriba. Esa es mi terraza; me apropié de ella, llueva, truene, haga frío o calor.

Así que hoy la agenda es: peluquería toda la tarde (menos mal que no voy a estar sola, me acompañan mi hermana, mi mamá y una dama de honor: Monika con K), luego vamos a prepararnos, lograr que los hombres de la casa se preparen a tiempo, y así... caminar por el altar, y salir casada del brazo de Chris. Me gusta, me encanta.

Las valijas para el largo fin de semana ya están hechas y el iPod está cargado. Pasamos en hotel las dos noches en Asunción, luego partimos para la Riviera Maya, nuestro primer viaje juntos. Eso sí que va a ser un show.



Chris hace mucho me prometió que iba a llegar un día como hoy; y cumplió. Todo se dio, Dios nos guardó hasta acá y nos dio la actitud, la entrega y todo lo que se necesita para superar lo que pudo haber deshecho nuestro amor, que nunca se acabó y sólo creció sin medidas.

Así que esta bloguera se despide, comienza un nuevo viaje en su vida. Me voy a ser feliz, porque ser feliz es una actitud. ¡Sean felices ustedes también!

No le pongas nerviosa a la novia

Escribir un post así me compromete a hacer uno buena-onda antes de casarme. Sí, uno meloso, como esos a los que están acostumbrados.

Hoy no quiero escribir melosa. Hoy quiero plaguearme sólo porque puedo, porque se me da la regaladísima gana y porque en alguna parte tengo que descargarme. Porque estoy cansada, agotada, a punto de entrar en instancias nuevas y desafiantes, y la gente parece que aprovecha la ocasión para tratar de tambalearme. Estoy cansada de sonreír y tener que contestar educadamente ante comentarios capciosos y malintencionados.

No es delirio de persecusión, es que ya junté la dosis que hizo que se colme el vaso. A 16 días de la ocasión, llegó el momento. Bueno, al menos no fue en la-noche-del-evento.

(Nota: para entendernos. P= pregunta, R= respuesta, N. de la R.= nota de la que responde)

Qué mala costumbre la de la gente, la de buscar ponerle nerviosa a la novia con preguntas como:

P= ¿Ya tienen todo, verdad? (6 meses antes)
R= Nos tenemos el uno al otro, que ya es un avance mayor al de muchos. Estamos conscientes que no se vive del aire, pero estamos preparándonos para crecer en todo, juntos.
N.de la R.=Es una utopía el tenerlo todo, al menos que seas uno de los Vierci.

P= No tengo cómo volver a mi casa. ¿Le puedo llevar a alguien para tener cómo hacerlo?
R= Disculpá, la cena es muy íntima y no pudimos invitar a todos los que queríamos, sólo los casados y comprometidos van en pareja.
R del que P= Ah, no me voy entonces (sonando mala onda y pichado)
N. de la R.= aparte de novia, futura esposa y como si no tuviera mayores problemas en la vida, ¿me tengo que preocupar por tu movilidad? (ah, éstas son las cosas que debería conservar en la cabeza y no confesarlas, verdad?)

P= ¡¿Sin alcohol?! ¡¿No va a haber alcohol en tu casamiento?!
R= Por motivos familiares muy personales, no vamos a ofrecer bebidas alcohólicas en la cena. Igual vamos a celebrar y a disfrutar de la noche, ¿no?
R del que P= ¿y dónde está el respeto a los que consumimos alcohol?
N. de la R.= si fueras mi amigo, celebrarías conmigo aunque fuera bailando alrededor de un fogón, sin importar la envergadura de la celebración, y no te estarías calentando la cabeza por cuánto vas a chupar, ¿no?

P= ¿te das cuenta que después viene la decadencia nomás ya, verdad?
R= sé que no va a ser fácil, pero estoy convencida de lo que hago y voy a asumir las consecuencias de mis decisiones.
N. de la R.= no hagas proyecciones. Eso nomás.

Ah, me rectifico. Falta un post-plagueo antes de que vuelva a ser melosa. Esperá nomás a que consigamos el departamento; ya tengo el boceto de grueso calibre contra la industria inmobiliaria de este país.

Qué significó la cuenta regresiva, por etapa

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Y sí, la gente mide nuestro entusiasmo por el tema en función a la cuenta regresiva que ven en nuestros perfiles de Facebook, en el Messenger y cuando lo decimos en nuestras conversaciones. Pero esta cuenta regresiva comenzó hace muuuuuuuu...cho tiempo,

  • 9 años y 7 meses antes: llevábamos dos meses de una relación platónica, y Chris ya pensaba en matrimonio. Emocionadísima, le seguí en la visión de esto. Teníamos 14 años. Y sí, estábamos locos ya en aquel entonces.
  • 365 días antes: da la coincidencia que un año antes de la fecha de casamiento, nos sentamos a hacer un ejercicio de presupuesto para ver si llegábamos a fin de mes, en el hipotético caso de que nos casábamos. Yo llevaba 4 días de antiguedad en mi trabajo. La fecha exacta de la realización de este presupuesto sé porque encontré el archivo de Excel en la computadora, que tiene nuestro primer bosquejo de prespuesto familiar.
  • 265 días antes: era el casamiento de una amiga, y agarré el ramo cuando lo arrojó. Chris sonrió, cómplice de la situación.




  • A los 217 días: no sabíamos en este entonces que nos casábamos (o sea, Chris sí, ya que me iba a proponer; yo no estaba tan segura en qué momento). Esa mañana todavía estaba negociando mi permiso para salir a almorzar con él. Por alguna razón (quizás porque presentía que era inminente), mamá decidió complicarme las cosas. Exasperada, le dije que afloje el tema o sino, nunca Chris me iba a pedir en casamiento. Bajó los brazos, y me dejó partir al almuerzo donde me propuso casarnos.


El anuncio via Facebook causó furor y algunos amigos incluso la nombraron "foto del año". 57 "me gusta" y 67 comentarios de amigos que celebraron con nostros el momento vía social media.

  • A los 209 días: apareció el primer elemento con aroma a casamiento en la casa: el tul para el velo. Mi papá casi entra en cortocircuito, más por la purpurina volando por todas partes que por el simbolismo de la tela.
  • A los 206 días: ya tenía la página web, el countdown app en Facebook y el livestreaming organizado. Sí, aparentemente yo nací para este momento.

  • A los 200 días: le dije a Chris "falta mucho!" y él dulcemente me respondió, "falta menos que hace 9 años". Le di la razón.
  • A los 145 días: mi papá decidió absorber todos los sábados posibles para hacer cosas con mi mamá, siendo que era el único día libre que tenía para ir a hablar con proveedores. Se pasaba diciéndome "para qué vas a ver, si falta mucho". Armé un berrinche tan digno de una bridezilla, que el casamiento se volvió prioridad de agenda.
  • A los 140 días: comienzo a armar las invitaciones. Cuando terminé las primeras 5, sentí que fue un craso error. Fue muchísimo trabajo y comencé a agendar días y horas para hacerlo.

  • A los 102 días: suspiro profundamente por haber terminado la última tarjeta.Al menos eso creía, hasta que más o menos 80 días antes del casamiento terminé haciendo 45 tarjetas extras. Chris se prendió a la labor,

  • A los 99 días: me fasciné con el hecho de que ya no llevaba 3 dígitos la cuenta regresiva, al punto que lagrimeé por ello.

  • A los 78 días: reconozco que mi papá estaba determinado a hacer problema y cuestionar cada paso del camino al casamiento. De todos los escenarios de problemas posibles, el que nunca me imaginé es mi papá haciendo de contrera a todo. La cuenta regresiva comienza a tratarse de que finalmente, va a dejar de cuestionarme todo lo que se refiere al tema.
  • A los 60 días: me doy cuenta que dejé el gimnasio hace un mes, siendo que debería estar intensificándolo. Casi todos los días salgo tarde de la oficina y el 30 decide no pasar nunca y por ende, llego a casa a una hora mucho más tardía de la que podría ir al gimnasio.
  • A los 44 días: desisto de la idea de tener el cuerpo perfecto (no sé en qué momento me lo propuse) pero Chris me recuerda (o me hace creer) que soy perfecta así como estoy.
  • A los 39 días: una madrugada que me desperté, cansada de todo el correrío y de cosas sin solucionar, me dije a mí misma que faltaba poco para salir de vacaciones. Y no iban a ser cualquier vacaciones: iba a ser en México, mar caribeño, y con Chris. Me entró al cerebro como anestesia. Falta menos para que me borre por unos días.
  • A los 35 días: faltando tan poco para casarme, la cuerda sigue apretada por mi cuello en cuanto a permisos. Este día, me recuerdo que cuando esté casada, aunque tenga que pagar cuentas y no pueda tener más ataques de shopaholic, voy a recordar que ya no necesito permisos ni burocracias para salir con mi novio. (está demás decir que no me caso por eso, claro está)
  • A los 34 días: papá se enternece y dice que le va a malcriar mucho a sus nietitos. Eso le cambia mucho el humor con respecto a todo el asunto del casamiento. Le dije que me deje en paz un buen tiempo sin este tema, pero me pone feliz que le ponga feliz.
Faltan muchas cosas todavía en estos días, pero me gustó recordar todo lo que ya pasamos para llegar hasta hoy. Me reí recordando cada momento y mirando todo lo que ya pasamos y me pongo expectante ante todo lo que se viene.

Elementos inspiradores de decoración para el casamiento

Cuando comencé a visualizar nuestro casamiento, no dejé de pensar en que quería una ambientación a nuestra manera. Somos dos personas muy urbanas, y no nos vemos en un gran salón formal. Así que lo hablamos, y nos decidimos (según mis registros, 1 año antes del casamiento).

Todo el eje del casamiento es urbano chic minimalista, si de alguna manera tenemos que llamarlo.. Para eso, teníamos que encontrar un lugar donde hacer nuestra recepción que se adapte a lo que buscamos.


Es al aire libro, pero es una de las imágenes que me convenció
que el verde con el chocolate y blanco, funciona.


Dentro de esa visión, fui buscando elementos que vayan con la estación (otoño). Mi primera elección fue una paleta de colores: verde oliva y chocolate. El color verde nos permite usar más follaje, lo que recorta abismalmente el presupuesto. Eso sí, los mirtos de casa sufrirán las consecuencias.

Supe quién iba a ser mi decoradora antes de saber que me iba a casar. Teresa Vaesken (sí, es mi tía) trabaja súper bien y es muy pie-a-tierra, sincera en gustos y busca contigo una solución a tu problema (el mío es presupuestario, ya que estamos). Pero me da una mano enorme y es una de las pocas (si no es la única) persona a la que le voy a dejar hacer absolutamente lo que le plazca, porque le tengo confianza.

Sigamos con las inspiraciones. Mi banco de imágenes fue hecho con meses de investigación y me prendí a estos elementos que combinan con nuestro estilo.



Me gusta la solución sencilla de hierbas con una flor en pimpollo, algo extraña.
Me parece sumamente natural y low-cost.



Esto funciona si te casás en verano. Queda súper fresco y atractivo.


Un arreglo bajísimo y pequeño para mesas de 4 personas, mucho follaje y semillas.


Hecho con cubos, semillas, frutas y una flor cara como una orquídea, es poco convencional.
Está lindo!


Una planta con frutita, con largo tallo, para un arreglo alto. Tiene su encanto.


Creo que son hortensias. Me encanta que este arreglo lo podés hacer podando las plantas de tu casa y con recipientes de vidrio que no son difíciles de conseguir.


Si te querés poner un poco más en "modo manualidades", decorale un poco a tu cubo de vidrio. Recordá que "less is more".

Siempre me fijo en los ramos de flores de las novias. No quería un ramo totalmente blanco, así que Teresa Vaesken me va a preparar uno en blancos y verdes. Está muy complicado conseguir flores verdes, ya que no tenemos la misma variedad de opciones que en otros país. Le pedí que obvie las rosas (que me ponen muy nerviosa, sólo Dios sabe por qué) y me dijo el nombre de la flor que vamos a usar pero sinceramente, no lo rescuerdo. En fin, en éste basará su inspiración:


Me encantan esas hojas finitas que le dan más volumen. Vamos a encintarle en chocolate.

En mis buenos tiempos de wedding planner (arranqué con 17 para algunas amigas de la iglesia) me encantaba organizarle a las damas de honor. Me pasaba la tarde del casamiento haciendo ramitos de damas de honor, donde algunas veces las plantas de mi casa eran objeto de corte y ornamentación. Para esta vuelta, me place saber que las damas de honor van a tener unos ramitos adaptados a ella (y no los voy a hacer yo, los hace también Teresa. Esa tarde yo estoy en otra.)

Los varones no van a dejar de tener un detalle. Ya les preparamos las corbatas a los 7 caballeros de honor y, con los padrinos y el novio, van a llevar unos boutonnieres finísimos. Estuvimos mirando algunos como éstos, y vamos a ver en qué quedamos:


Van a ser más chicos, por supuesto. Pero es un chiche tener un bouttoniere.
No sólo las nenas van a tener sus ramos! A veces me entusiasma más que mi mismo ramo!

En la iglesia no podemos clavar nada por las sillas antigüas, pero encontramos una salida en moños y flores. Vamos a ver. Pero les paso imágenes que me encantaron aunque no sean necesariamente nuestro recurso decorativo:





En el altar va a haber algo. Algo, que no les voy a contar. En realidad queríamos algo que era estratosféricamente más caro, pero igual tenemos una sorpresa. Una idea para el altar:



Lo primero que hicimos en todo el casamiento fueron la almohada para el anillo para el ringbearer, y la canasta de flores para la flowergirl. Son principalmente blancos, con cintas en chocolate y strass. La canasta, nunca vi una cosa así. Me gustaría ser una flowergirl sólo para llevarla. Pero lo siento, más me gusta la idea de ser novia.

El aspecto de la decoración del evento fue lo último que terminé de cerrar para el casamiento (rompí mi propia regla de "tener todo señado 60 días antes") por una sencilla y reiterativa razón: una vez más, fallé en el presupuesto y tuvimos que hacer un detenido análisis en familia para ver cómo terminar de costear la decoración. Así que no cometan mi misma macanada y pregunten bien los precios antes.

Riviera Maya: tierra de emociones

Fuimos bendecidos y llegamos al punto donde ya está decidido (y señado) a dónde vamos. La Riviera Maya nos recibirá el 1 de junio para deleitarnos por 8 días con sus playas, su resort, su historia de la civilización Maya, su gente y sus encantos.

A los milagros no hay que ponerle condiciones. Nos faltaba un poco para llegar a nuestra meta de ir a Santorini, entonces esperamos. Hace 1 semana pasé frente a una agencia de turismo y vi que Interbanco fracciona en 12 cuotas los viajes, por tiempo limitado. Le llamé a mi tío (que oficia de agente de viajes de la familia) y pacientemente me elaboró un presupuesto más, buscándome la alternativa de fraccionar. Acabamos pagando el hotel al contado y el pasaje fraccionado.

Nos da justo para pagarnos en 12 cuotas la luna de miel. Algunos me preguntaron dónde queda, y es una parte de la Península de Yucatán, cerca de Cancún, en Mexico. Así que está decidido, haremos playa en el Caribe. Nada mal, eh?

Creo que después de 9 años y 9 meses, no nos merecemos menos.
Especialmente Chris, por aguanatarme.

Nuestra opción de hotel fue minuciosamente estudiada gracias a TripAdvisor, donde un montón de gente escribe opinando sobre hoteles, restaurantes y lugares de entretenimiento en el mundo. Es sin lugar a dudas, un lugar donde fluye la información. Nos decidimos por un lugar algo lejos de Cancún que se llama Bahía Príncipe Riviera Maya. Una amiga fue ahí de luna de miel el año pasado y avaló nuestra decisión, además de llenarnos de consejos prácticos para que no abramos un hoyo negro en nuestras finanzas.


Gran Bahía Príncipe - Riviera Maya. Una de las piscinas.

Con este hotel, es un poco confuso al principio. Son 3 o 4 hoteles en un mismo terreno que conforman un resort. Es un all-inclusive donde comeremos y beberemos a nuestro antojo. Chris y yo, en definitiva, nos sentiremos espléndidos en un lugar así. Por eso ya no hago una dieta estricta: total, en la luna de miel ya vamos a comer de todo!

No contuve mis ganas de saber qué podíamos hacer por allá. Entre todas las opciones de playa - Miami, Cruceros, Punta Cana, Jamaica y demases- nos jugamos por la Riviera Maya debido a que tiene, además de playas paradisíacas, el acceso a un mundo ancestral e histórico. Descubrí hace poco que Chris admira la historia de las civilizaciones antigüas, y los Mayas están dentro de sus intereses.


La pirámide que Chris lo tiene marcado como obligatorio
en su agenda de luna de miel: Chichen - Itza


No nos vimos sólo haciendo playa con margaritas en la mano; parte de la aventura va a incluir visitar pirámides y templos, y conocer reservas naturales. (Por supuesto, la aventura incluye hacer dedo a los buses y tomar el transporte público, pero si sobrevivimos al línea 12 de Asunción estaremos bien en esos buses con asientos acolchados y aire condicionado) Yo, por mi parte, no soy muy naturalística que digamos; pero el resort va a probar ser el gran pedazo de civilización que necesito para sentirme a gusto.


Un bus que te lleva en la ruta recta, pasando por puntos turísticos.

Éstos son los lugares que queremos visitar, después de una exhaustiva cacería de atractivos turísticos:

XCARET - es un parque ecológico que, en un principio, iba a ser la casa de campo de un arquitecto. Cuando descubrió que tenía cenotes en su terreno (cavernas con agua bajo tierra, que tienen salida al mar). Ahí vamos a ver el zoológico, ver arrecifes, bañarnos en las lagunas y recorrer los ríos subterráneos, caletas (son como entradas de agua desde el mar) y ver shows que recrean la civilización maya. Según las lecturas que hice, nos va a tomar todo un día.


Xcaret - hay opciones de nado en arrecifes, y más
.

XEL-HA - también es un parque con ruinas, acuario, formaciones geológicas y reservas naturales. Dicen que es lindísimo y se complementa con Xcaret.


Xel-ha

XPLOR - está entre las opciones que barajamos. Es turismo de ecoaventura, trepando por cuerdas y demás. Si estamos de humor, puede que lo consideremos.


Dependiendo de nuestro humor, vamos a ir a hacer ecoaventura.

RUINAS DE TULUM: significa "la ciudad del amanecer", según mis ávidas lecturas. Son las únicas ruinas de México que están en la costa del mar, y desde ella se ve la playa. Dicen que la vista contrasta el turquesa del mar caribeño y el color tierra y verdoso del suelo firme. No toma mucho tiempo, por lo que con menos de medio día estamos ya al tanto de este lugar.


Ruinas de Tulum

CHICHEN - ITZA - dicen que significa "cerca de las lluvias" o "la boca de los pozos de Itzá", uno de los paisajes más emblemáticos de la civilización Maya. Se puede entrar a las pirámides, y hay mucho que recorrer. Los turistas que ya fueron recomiendan a quienes vayan solos, que se "cuelen" en una excursión con guía que esté recorriendo y a regatear en todas partes por conseguir mejor precio en todo lo que se compre.

PLAYA DEL CARMEN - dicen que es el pueblo más grande de la zona y nos sugieren recorrer la 5º Avenida (que no es lo mismo que Quinta de Barrio Obrero, en Asunción). Las tiendas de calles paralelas son más baratas. Es una ciudad súper animada, con muchos boliches, hoteles, y linda playa.


COZUMEL - de playa del Carmen salimos en Ferry a esta isla que queda en frente, tras 45 minutos de viaje. Dicen que está muy americanizado y que está bueno para hacer snorkel. Nos sugirieron también que regateemos por las excursiones que dan vuelta a la isla.


Cozumel

CANCÚN E ISLA MUJERES - Cancún es una ciudad bochinchera, pero nos gusta esa onda. De ahí podemos cruzar a una isla. El viaje desde el hotel es de 90 minutos sólo de ida, así que nos pasaremos el día por allá, si vamos.


No veo la hora de estar sumida en el más profundo tekoreísmo en el Caribe.

Muchas de estas excursiones están sujetas a presupuesto. La más barata (a cada ruina Maya) nos sale USD 20 por los dos (incluido el transporte en bus! La aventura de salir a hacer dedo en la ruta mexicana!). La más cara está a USD 198 por dos personas (a Xcaret). Pero sea como fuere, vamos a estar juntos y eso nos pone más que felices: nos hace sentirnos realizados.

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