En vez de esperar, hago planes para vivir

Muchos dicen que "la vida es lo que nos pasa mientras hacemos planes". Pero a mí, hacer planes me mueve, me pone leña en el fuego de mi interior. Y si no me sale lo planeado, disfruto de la alternativa y me busco nuevos rumbos.

Está llegando fin de año y a muchos nos entra esa desazón del cansancio de los meses que se nos vienen encima. Así como muchos esperan a que sea lunes para comenzar una dieta, el inicio del mes para ir al gimnasio o la llegada de Año Nuevo para ponerse metas, yo soy loca y comienzo mi dieta un jueves. Me voy al gimnasio el 21 del mes. Me planteo nuevas metas en setiembre. Sólo porque quiero. Y para enderezar el camino y proseguir la marcha a la persona que uno quiera ser, todos los días son el día correcto.

Me replanteo mi vida, después de mirarme al espejo. Y, en primeras instancias, nunca me encuentro feliz con lo que soy. No por los rollitos acá o allá; sino por lo que veo a través de mis ojos, llego hasta el alma y me veo tal cual soy, allá en el fondo con esos sentimientos que muchas veces ni conmigo misma me quiero sincerar. Después de revolcarme de dolor y tristeza por no llegar a la altura de la vara que me pongo, pienso. Pienso profundamente, en qué voy a hacer para ser quien quiero ser.

Es muy complicado explicar quien quiero ser, imagino que esto es no sólo para mí. Y me debato también, entre responderme a esta pregunta o dejar que el viento me conduzca. Es muy decepcionante no llegar a la meta, y me paseo entre acciones impulsivas y la aplicación de la racionalidad y el cronograma. Hay cosas de mí sujetas a una agenda de vida; otras, sencillamente, se van rellenando sobre la marcha.

A veces, la vida me supera (muchas veces sin grandes esfuerzos), y caigo estrepitosamente, y me acurruco en mí misma sin poder dar la mínima explicación de mi silencio o la tristeza que parece emanar por mis poros. Y el que me conoce bien, sabe que sólo necesito que me acompañen a estar sola. No es un error, Ricardo Arjona supo explicarlo bien en su música. Ese momento donde no te pueden dejar sola, pero no necesitan decirte nada.

Así que en vez de esperar el día indicado para ser feliz, soy feliz cuando quiero, y porque quiero. No necesito motivos para sonreír. La vida me sonríe.

(Puede ser un post más para autoconvencerme, que para reflejar que todo sea cierto)
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