Dentro de una mente... complicada

No me jacto de ser complicada; de hecho, no me parece una virtud. Me gusta más la sencillez. Pero fui forjada complicada, y no quiero buscar responsables. Me responsabilizo de mi propia complicadez.

Sólo Dios saber qué pasa por mi cabeza, ya que ni siquiera yo a veces le puedo seguir el hilo a mi patrón de pensamientos. Mi agenda es más organizada que mi cerebro, donde tengo posteados un montón de "post-its" (esos papelitos con adhesivo, que vamos pegando para que se nos crucen en la vista los deberes).

Tengo una listita de cosas pendientes. Pero no puedo tener 22 y pretender "tenerla clara", saber qué hacer en todas las circunstancias, saber qué quiero en todas las áreas.

Pero hoy estoy con ánimo de vivir, de ir descubriendo sobre la marcha lo que quiero ser, tener, hacer. No son momentos fáciles. Pero nadie te pregunta si querés o no vivir ciertas circunstancias, así que vivilos y quitá provecho de la situación: alegría, aprendizaje, pero por favor, quitá algo.

Cuando tenga tiempo y algo productivo que escribir -algún cuento o divague de mayor interés que una bola de hilos cerebral- me acercaré de vuelta a este espacio. Quizás vuelva a escribir otra suma de pavadas, pero bueno, es mi espacio de terapia. Aunque no me creas, ni el 1% de lo que está en mi cabeza pasa por el teclado, y mucho menos por este blog.