De un tiempo, a esta parte

Trato mucho de no mirar atrás porque me da mucha melancolía. Me pone sentimental la distancia de gente querida, el darme cuenta que, por ningún motivo en particular, la vida me separó de gente muy importante, aún si hoy estoy rodeada de amigos fabulosos y de gente cuya amistad he conservado por muchos, muchos años. Pero hay veces que el pasado se me atraviesa en la cara, y prácticamente me da una bofetada.

Facebook es una buena herramienta para eso. Si bien abundan novedades, galletas, misfortunios, pensamientos, fotos y pets de gente con la que convivo cotidianamente, a veces la red social te sorprende con grandes novedades de esas personas que hoy están lejos y alguna vez, estuvieron muy cerca del corazón.

Me cruzé con una actualización de fotos, de una persona. Estaba sosteniendo un bebé en sus brazos. Era su bebé, de esos que le tomó tiempo gestar y tiene la mitad de su ADN. Me dejó gélida. Se me llenaron los ojos de lágrimas, en sólo instantes. Estaba en la oficina, y comencé a lagrimear y pensar.

Pensé en esos momentos en que lo que más nos preocupaba eran las calorías de los cookies y qué nos íbamos a poner en el próximo quinceaños. Pensé en nuestras ópticas de los hombres, cómo nos preguntábamos si íbamos a encontrar alguien que sea digno de nuestra confianza y total entrega. Nos preguntamos cuántos sapos iban a rondar antes de que aparezca un idóneo.

Y ahora le veo... tan mujer. Tan llena de significado en su vida. Todo por esa vi da que tiene en sus brazos, y que al mundo se animó a traer. Pienso en cómo me gustaría haber estado a su lado, en cada ecografía, cuando esté armando su valijita para ir al sanatorio, cuando estaba decidiendo el color del nursery.

Me di cuenta que a veces, se puede tener un cariño no correspondido, y que en parte soy responsable de ello. Aunque creo que hice todo lo que era posible, y no arriesgué más sólo por no ser más herida.

Sé que es cuestión de tiempo y distancia, pero no puedo evitarlo: duele. Me ha pasado, y me sigue sorprendiendo que me pase. Me pregunto si a alguien le hago sentir así... qué sentimiento más desagradable.

2 viajeros que conversan:

Enrique Ramón Galeano dijo...

Te cuento mi experiencia al respecto, mi señora, antes de casarnos, ya tenia un varón y una nena, la nena con cinco años en la época y el varón con dos. Yo quedé encantado con la nena, la tomaba en brazos, jugaba con ella, en fin la pena fue que nunca pudimos llevar a ambos con nosotros porque mi suegro no lo permitía, de todos modos, siempre los hemos cuidado, le hicimos su fiesta de quince años inolvidable, a pesar de las limitaciones económicas, hoy ya nos dió una nietita, yo aún no la ví, y me muero por verla.
Lo que quiero decir es que aquellas personitas que ayer vimos pequeñitas hoy estan crecidas y con "otras" pequeñitas en brazos, es la continuidad del amor por ella.
Verla ya una señora, con responsabilidades, felíz a su manera. Bien espero que no te haya molestado mi historia, pero yo tambien hubiera querido estar alli, en el momento en que estaba gestando una vida, en el momento en que trajo al mundo otra vida.

Bruno Valenzano dijo...

Si, me pasa lo mismo. Tantos amigos/as a los/as que no veía hace tiempo y hoy ya estan casados, tienen hijos, jajaja. ¿Que cosa no? Hasta llegué a pensar si ellos están desfasados en la línea del tiempo o si soy yo el "lento" jajaja.
Supongo que es algo natural, donde las decisiones tienen mucho que ver con esos resultados.

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