(aviso: estoy filosófica hoy)
Estoy leyendo la biografía de Steve Jobs, y además de descubrir cómo se forja un genio, también se te cae un ídolo (es una expresión, antes de que se corten las vestiduras mis seguidores religiosos) y te pone a pensar en qué estás haciendo vos de tu vida.
Cuenta la historia que a Jobs, sus papás adoptivos le reforzaron la idea de que era especial. Y él se lo tragó entero el cuento. Además, pasaba tiempo con su papá, aprendiendo sobre su oficio y descubriendo su propio ángulo de pasión: el papá era mecánico, y Steve descubrió la electrónica en el camino. Con menos de 12 años estaba armando transistores. Qué se yo. A los 12 yo estaba jugando tetherball. Nada ingenioso. Y con 25, me rompe el coco pensar en el foco de la luz dicroica, y no entiendo la diferencia entre watts, vatios, voltios, lo único que sé es que algo tiene que ver con que los focos me exploten cuando los cambio.
Hasta es un poco masoquista compararse con la genialidad de Jobs, lo único que me consuela es que él a los 25, no tenía su vida ensamblada, estaba lejos de ser la eminencia que era antes de morir. Estaba "en construcción" aún. Y yo no sé por qué, siento la presión del mundo de que a los 25 tenía que tener la vida armada: mi casa propia, ser CEO de una empresa multinacional, qué se yo. Ese espejismo de Mark Zuckerberg millonario antes de los 30, nos cala hondo a los de nuestra generación. No sabemos que con esos billones también hay noches sin dormir, relaciones sacrificadas, y se piensa para adelante. No es que hacés billones y te acostás a dormir. El dinero no es un fin, es la consecuencia del trabajo y de la entrega al mismo.
La cosa más impactante (e hiriente) que me dijeron en el año es: "vos podés más". No me lo dijo una persona, me dijeron 2 de mis mejores amigos, en momentos totalmente diferentes, sin saber que el otro lo decía. No sé qué significa eso; en su cabeza yo soy digna de un Doctorado y de un rango gerencial a nivel regional, cuando en realidad hasta yo me burlo de mi título de Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, y en lo laboral no creo que estoy tan mal.
Y bueno, supongo que puedo más; siempre se puede más. Dicen los colegas de Jobs que él siempre les empujó a hacer cosas que ellos decían que no podían hacer. Dijo Jobs que un jefe le dijo: "si actuás como si fuera que podés hacer algo, entonces funcionará. Pretendé estar en completo control y la gente asumirá que lo estás."
Al final, no se trata de lo que la gente espera de uno, o de lo que la gente crea que sos o no sos capaz de hacer. Tengo que reconocer que mi techo me lo pongo yo, y que soy yo la que establece para dónde ir y hasta dónde llegar. Hay que apartar las expectativas de la gente, y reflexionar en lo que uno espera de sí mismo.
Y en eso estamos.
2 viajeros que conversan:
Excelente reflexión!
mi querida vane...cero estrés es lo que te puedo decir...A mis 25 años también sufrí la presión, de la familia sobre todo, del famoso:- Estas grande mi hija, qué estás haciendo con tu vida? no te casaste, no tenés hijos, no, no...etc... A mis 35 actuales, me chupa un huevo, hice de mi vida lo que quise, y lo sigo haciendo, asumo las consecuencias de mis errores y procuro todos los días aprender de ellos. Mis prioridades son simple y son mías. No soy Steve Jobs, ni quiero serlo, solo me interesa estar bien, conforme conmigo misma, y dejar lo mejor de mi en lo que hago siempre y en todas partes...eso nomás quería compartir contigo. Saludos
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