Cómo convertirse en alguien que uno no quiere ser

Comience por olvidarse de dónde surgió. Olvídese de todo el camino construido, del sudor derramado, de las lágrimas echadas, del miedo a seguir para el frente pero que luego fue venciendo. Pero, un momento: ¿qué pasa si no construyó nada? Entonces, seguramente tampoco tiene en claro lo que quiere ser, por lo que da lo mismo en lo que se convierta, si no tenía un norte de cualquier manera.

Sigamos. Olvídese de dónde salió, que seguramente es más abajo de lo que se encuentra (al menos que haya caído ya muy bajo y recién se esté planteando cómo llegó hasta ahí). Prosiga con su actitud engreída, soberbia y autosuficiente por la vida, creyéndose más que todos, igual a nadie, y tratando a la gente como medios para llegar a su fin.

Puede avanzar en el camino a la perdición renunciando a sus ideales. Sí, vuélvase flexible, relativo. A veces se hacen ciertas cosas que, circunstancialmente, no están mal. No taaan mal, al menos. Dése el gusto ocasionalmente de hacer lo que dijo que nunca haría. No hay cosa que haga y no afecte a otro, por lo que puede abusar de su potestad de afectar al entorno y proseguir con lo que se le cante en gana. Déjese guiar por el corazón o la calentura, el que usted prefiera y de acuerdo a su nivel de sinceridad, y deje de lado la cabeza que, de cualquier manera, la tenía por objeto decorativo en el instante en que decidió hacer lo que le placía.

Continúe por confiar en demasía en la gente. Sí; esos seres mortales que andan como usted y como yo, haciendo promesas y cumpliéndolas cabalmente. No son todos, ojo: hay algunos pocos especímenes que asumen las consecuencias de sus palabras. Hay una vasta mayoría que habla sin pensar, que dice sentir lo que no siente, o que no tiene huevos para llevar a cabo lo que quiere. Y capaz quiere concretar, pero no sirve de nada si no tiene la garra para hacerlo. Pocos en el mundo tienen el arranque para pelear por lo que quieren.

Critique. Critique, critique, critique. Mire cada cosa que le rodea y diga en voz alta que usted lo haría mejor, que nunca lo haría así, que es el resultado de la ignorancia o inoperancia.

Núblese la visión con la codicia. Codicie cosas materiales, y escúdese en el sentido de pertenencia o en la necesidad de cariño para comprar lo que sea que le haga feliz por unos instantes. Pase varios instantes comprando esas cosas, y siga experimentando el vacío del falso poder que le da a uno el dinero.

Pierda su perspectiva gastando su energía y dinero en todo lo que no sea su familia. Almacene rencor, estrésese por lo que salió mal y por lo que pudo haber salido mal.

Concluya el proceso abocando sus energías devolviéndole a alguien el mal en el que usted se convirtió, preferentemente a alguien a quien ame con todas sus fuerzas. Chequee si le dolió hacerlo. Si no, aumente las dosis de veneno para el alma, tenga por seguro que eventualmente perderá la capacidad de amar.

(Otro día analizaremos cómo revertir el monstruo en el que nos convertimos con el pasar de los días.)

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