Siempre pensé que iba a llegar el día en que iba a escribir una entrada introductoria como ésta, y que iba a escribirle a esa persona mitad-yo-mitad-mi-otra-mitad, las cosas que se me ocurría decirle. Como una Agenda de Pendientes (como la que me acompaña cada día de mi vida), comienzo esta agenda cosas pendientes para decirle a esa persona que hoy es una idea y mañana puede ser una realidad.
Me parece simpático (sí, quizás es medio bizarro) que la idea de un hijo con Mr. Hubby existe desde que tenemos 14 años. Si es nena, ya tenemos nombre; si es varón, nos vamos a pelear un poco porque no hay acuerdo.
Y pasa el tiempo, hij@ imaginari@, y todavía no llegás. Decidimos que todavía no, no se hasta cuándo, no sé si la vida se me aviva y me manda tu ser aunque nosotros creamos que no estemos listos. Pero que te haga esperar no significa que no te quiera. Estoy preparándome para darte, como mínimo, todo lo que a mí me dieron. Que no era mucho, pero era lo indispensable: me dieron la mejor educación que se pudo pagar en su momento, y me dieron oportunidades. Eso, como mínimo, te puedo prometer que aunque me cueste todo lo que tenga y sea, eso te quiero dar.
Hij@ imaginari@, tengo una lista de errores que no quiero cometer contigo, pero las cosas son diferentes cuando uno es papá, dicen. Te quiero enseñar a elegir, y dejar que te equivoques si decidís hacerlo. Por mucho que te quiera proteger, una vez que existas, ya está. Estás en las manos de Dios, y va a pasar lo que tenga que pasar. Como hicieron mis papás, voy a orar por vos para que tomes las mejores decisiones. No vas a estar bajo nuestra tutela nomás, sino por sobre todo, bajo la del Dios que te creó y que te da tu propósito.
Querida hij@ imaginari@ y teóric@: te prometo que cuando existas, me voy a hacer de tiempo para sentarme a dibujar y pintar contigo, hacer figuras en arcilla y plastilina, pegar papeles con plasticola y ensuciarnos con manualidades. Es el mejor recuerdo de mi infancia que tengo y quiero que tengas la misma posibilidad de sentir lo que yo sentí. Si no te doy una tablet, no te enojes (quién sabe qué va a existir cuando vengas). Todavía le tengo fe a las crayolas, a la témpera y al papel maché. Aunque me ensucies la casa y aunque me tome tiempo y energía que probablemente no tenga, lo vamos a hacer.
Tu mamá es la sistemática, y ordenada, y previsoria. Tiene mucha ambición, le pide muchas cosas a la vida y trabaja duro por ello; a veces por eso es una alterada. El papel del divertido y generoso es el de tu papá, estoy segura de ello. También de la paz en medio de la tormenta, reencarnada en una persona. Te va a saber escuchar mejor que yo, y da los mejores abrazos del mundo. Es ingenioso y espero que eso sea hereditario o absorbas por ósmosis. Sabé entender que cada uno desde quienes somos y donde estamos, vamos a colaborar para hacerte feliz y una persona realizada. Sí, somos muy diferentes tu papá y yo; pero va a funcionar. Voy a tratar de ser más divertida y sacarte risas, y tu papá espero que trate de ayudarme con las responsabilidades. Le tengo fe.
Será hasta entonces. Ojalá algún día leas y podamos comprobar cómo son las cosas en la realidad.