Me fui a Italia y volví en una noche

La Trattoria Tony - Avda. Santa Teresa 2405 c/ Aviadores del Chaco - en Facebook: trattoriatony
Ambiente: ***** (súper)
Servicio: ***** (súper)
Comidas: ***** (súper)
Precio: $$$$$ (saladito)

El sábado de noche fue el momento designado para celebrar el cumpleaños de un gran amigo. Como gran amigo que es, con aires de mafioso profesional, pensé en un sólo lugar para sintetizar un homenaje a su persona. Una amiga me recomendó este rinconcito casi no percibido de Asunción, y para allá fuimos.

El local en su día de inauguración. Fuente: Facebook

La Trattoria Tony es un localcito oscuro por afuera, casi como para que te cueste encontrar durante la noche, pero lleno de luz y vida a la noche. Con la paz de saber que teníamos lugar porque hicimos una reserva, nos abrieron las puertas a un entorno que te hacía pensar que entraste en una casa, a miles de kilómetros de distancia. Italiano hasta por los platos, en las paredes; fotos de celebridades que acostumbran venir, memorabilia de fútbol, botellas con servilletas de tela envolviéndolas.... es uno de esos lugares que se nota que no lo armaron con cosas de la casa pero te hace sentir en la intimidad de un hogar.

Selecta carta de vinos en el local. Fuente foto: Facebook

Hermoso ambiente. Fuente foto: Facebook


Muchas celebridades ya conocen el lugar.  Hay fotos de Recanate, Tavarelli, y Roque hasta se pegó un paseo por el corazón de la casa. Fuente foto: Facebook

Una carta completísima, toda en italiano, colabora a que te sientas en otra dimensión si no conocés el idioma. El cumpleañero, inteligente (y mafioso) como es, pidió al mozo recomendaciones. Nos atendieron 3 mozos diferentes y todos estaban familiarizados con la cocina como si fueran amantes. Conocían los platos de ingrediente a cocción, y te van ofreciendo cosas por descarte. Pasta seca? salsa cremosa, aceitosa, o roja? con carne? con especias? De todo.

Pedimos de entradas unos pancitos untados, que venían con crema y anchoas, otros con verduras y salsa roja, y otro con pasta de hongos. Cada uno, con sabores definidos y por sobre todo, artesanales.

Los mozos fueron ayudándonos a llegar a cada uno de los 7 húespedes de mesa, al plato que nos provocaba antojo. Esa noche vi muchos y diversos platos en la mesa. Mr. Hubby (alias, Sr. Marido, el nick que le inventé a Chris para que la gente de Twitter entienda de quién hablo) pidió una milanesa de carne con 4 quesos, y puré. Ña Pao, hizo lo suyo con una milanesa a la napolitana que le sacó de combate a la mitad, y el marido Horacius, además de comer su risotto al funghi, se encargó del plato de la Mrs. Sólo los días 29 hay gnochis en Tony, Filo pidió con salsa rosé, y yo fui por el gnochi a la Parisien con Gorgonzola Gratinada.

Lo que les puedo decir es que en primera instancia, la mayoría pensamos que las porciones que nos vinieron eran chicas. Sobre todo, considerando que los platos iban de Gs. 45 mil a Gs. 75 mil (USD 9 a USD 15). Pero todos terminamos más que satisfechos con nuestros platos. Los mozos encontraron el deseo de nuestros paladares, los cocineros hicieron magia en la cocina y nosotros nos gozamos.

De mi plato en particular, ahora que lo pienso, pude haberle agregado sal. Eso porque soy una persona que come los platos muy condimentados. Pero sentí cada gusto que tenía que sentir con la salsa que acompañó mis pastas.

Quiero volver a La Trattoria. No sé si volveré a venir en los próximos 6 meses, por el precio. Fue un lujo que nos dimos e hizo bien. Y quiero volver a estudiar italiano, dicho sea de paso.

(N. de la R.: Sé que es mi mala costumbre no salir con cámara para retratar lo que cuento. Tengo que hacerme de esta costumbre.)

No me tomen del pelo, lobos disfrazados de trabajadores

Si hay algo que me molesta, es lo ilegal disfrazado de inocente. Es una tomadura de pelo. Es una demencia que, en Asunción, los que vivimos pagando impuestos y cumpliendo las normas seamos víctimas de gente que, en nombre de la necesidad económica, se dan la libertad de chantajearle a uno.

Comencemos por los lúgubres personajes que, como sobras, rodean tu auto desde atrás y, como rufianes, se lanzan sobre tu parabrisas para limpiarlo, exigiendo pagos a cambio. Acá tenés dos alternativas: o parás como podés la situación (haciendo que "no" con las manos, poniendo en acción el parabrisas, acelerando tu auto aunque sea una corta distancia), o dejar que sigan. Si parás la acción insolicitada sobre tu auto, se van soltando improperios, te rayan el auto con algo puntiagudo al pasar, y si tenés la ventana abajo que no te quede la duda: te van a escupir o tirar líquido dentro del auto. Por otra parte, si les dejás seguir, podés no pagarle también, lo que puede desembocar en lo mismo que si te hubieras negado al servicio.

La esquina que más nerviosa me pone en toda esta sobresaturada ciudad es la de Mcal. López esquina Perú. Sólo cuando llueve te librás de estos personajes. Cuando recuerdo que estoy llegando a esta esquina en particular, rechinan mis dientes y me sube la presión. Y siempre peleo para que no me toquen el auto, porque "es mío y se hace lo que yo quiero" (cosa que les hago saber a los gritos si estoy muy argel). No sé cómo no se acostumbran a que a mi auto, por más mugroso que esté, no le tienen que poner un dedo encima. Por supuesto que siempre soy la mayor derrotada: mi auto tiene rayaduras por doquier, producto de mi terqueza.  Todavía estoy buscando la fórmula para reír última y mejor, una alternativa anterior a la de la pistola.


Segundo, estos matones que creen que tienen una profesión y el derecho de cobrar por un espacio público porque se ubican en una vereda, con trapito, linternita o lo que sea, para cuidar vehículos estacionados. Mi auto se cuida solo, tiene alarma. Si yo me niego a que me cobren por el cuidado, amenazan con que "no se hacen responsables si pasa algo". No sé vos, pero a mí me suena a "si no pagás, algo le va a pasar a tu auto".


La ciudad ya está categorizada en precios, y en algunos lugares todavía alcanza con pagar Gs. 1.000, en otros se paga hasta Gs. 15.000 (son sectores de la ciudad considerados de mayor poder adquisitivo). 

No quiero que suene a discurso clasista, ni nada por el estilo. Entiendo que hay una necesidad de fuentes de trabajo. Pero esta necesidad no está sobre el derecho que tenemos todos de circular libremente y de pagar sólo por aquellas cosas que solicitamos. 

Pero la tomadura de pelo más grande del año es que los cuidacoches pretendan constituirse como una organización y que sea una exigencia que el Estado vele por su puesto de trabajo, y hagan obligatorio nuestro pago a los mismos. Espero que esta demencia quede sólo en propuesta y dejen de tratarnos a todos como si no tuviéramos la más pálida idea de lo que corresponde que el Estado haga por uno.
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