Coolhunting de restaurantes:
La manía del café vino para quedarse
El Café de Acá - Tte. Vera, entre Senador Long y Dr. Morra

http://www.elcafedeaca.com/


Fue un fin de semana donde 2 mujeres de la casa caímos en el mismo lugar. Un sábado, se lo sugerí a mi mamá para ir con sus compañeras de colegio, a bochinchear (sí, porque las señoras de más de 40 años saben hacer bochinche; a veces creo que se divierten más que las nenitas que pretenden ser grandes).

Me contó que pasaron una tarde lindísima, en el jardín de atrás de la casa donde funciona esta nueva cafetería de Asunción. Me dio los pormenores de lo que comieron, de cuánto rieron, y de que en el lugar abundaban otros grupos de señoras, pasándola bien. Se comieron casi todo el menú entero, intercambiándose entre sí los platos para experimentarlo todo. Salieron felices del lugar.

Por mi parte, yo estuve planificando una despedida de soltera (onda té, pero muy chiquita, una sencilla merienda entre amigos). No tuve tiempo de preparar ningún juego (de mesa, temática "despedida de soltera") para Bibi, la afortunada que la semana que viene, va a dar uno de los pasos más importantes de su vida. Pero igual, nos enganchamos todos y cumplimos con el compromiso.

Puedo decir que pasé unas horas felices en la tarde más triste de mi vida. (tengo segmentados los momentos más tristes, según franja horaria: ya llené la madrugada más triste, ahora la tarde. Quienes quieran aportar a la mañana y noche, favor abstenerse.)

El lugar, acogedor como sólo una casa sabe ser, está ambientado con mesitas de jardín adelante y atrás; y adentro, con sofás, cuadros, muebles de un hogar cálido que sabe recibir a sus invitados. Es la escena de un Paraguay vintage y aggiornado, con carácter y pensado, no improvisado.

Me detuve a mirar el anuncio sobre la mesa: los lunes no trabajan por luneró. En Paraguay, esa expresión significa que "es muy lunes, un tedioso lunes, primer día de la semana". Obviamente no trabajan por ese motivo (trabajan de martes a domingo), pero reafirmó la identidad paraguaya.

Otro detalle fabuloso, más casero pero delicado: la carta era un album de fotos, de esos que te regalan en la casa de fotografías al revelar los rollos fotográficos (hace cuánto no recibo uno), con el menú y las fotos de comidas impresas en papel fotográfico. Hermosa producción fotográfica, me quedé con ganas de ver más comidas... la segunda mejor manera de vender sus productos, sin lugar a dudas. La primera es el boca a boca de los comensales.

Todos decidimos por el café de la casa, "El café de acá", con maní ku´i y otras cosas propias del café (no recuerdo, ése es el problema de ir y no tomar notas de la experiencia). Un experimento extraño, pero delicioso. Un amigo se aventuró a probar el cocido frío, que no le apeteció tanto pero al resto de nosotros sí. Fue un cocido que sorprendió, con un toque de limón.

Mientras pasaban los minutos, veíamos los pedidos llegar a las mesas de afuera -nos encontrábamos adentro- y queríamos pedir todo lo que veíamos. Así que se sumaron medialunas chicas, muffins, un sandwich de queso con tomate, jugos de frutas tropicales.

El lugar iba cobrando vida a medida que avanzaba la tarde. Se llenó de gente de todas las edades, pero todas obviamente buscando ese momento especial con quienes les acompañaban, para charlar.

Si bien el servicio es satisfactorio, la gente es educada y atenta, es algo lento. Los chicos son algo novatos en el arte de atender a clientes; y el cliente paraguayo es plaga (yo soy una, por eso sé). Pero su voluntad de solución y de información de los platos les valió una buena propina al final.

¿Volvería a ir? Con gusto. Es más barata que otras cafeterías, tienen buenas opciones para merendar, un ambiente cálido como sólo ellos saben dar. Es un lugar que va a ir construyendo recuerdos en la mente de los asuncenos, tengan por seguro. Es la piedra angular que marca que la tendencia de las cafeterías vino para quedarse, en Paraguay.

1 viajeros que conversan:

Gioconda B.C. dijo...

Así mismo es!...

Hace unas semanas atrás fui con unas amigas por el típico ya es hora de la merienda!.. Y nos encanto!. Nos sentamos en la ultima mesita del patio, bien en el fondo y disfrutamos e la hermosa ambientación clásica paraguaya!. Nos sentimos en casa, lejos de esta ciudad tan contaminada. El resultado fue una improvisada tarde perfecta.

Saludos.

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