Plagio o no plagio?
Vieeeejo cuento éste, creo que el escandalete surgió en el 2007. Estoy haciendo backup de mis cosas, y se me dio por levantar esta oda a la "inspiración publicitaria". Ya generó el escándalo pertinente hace tiempo.
Igual, ahí va. A la izquierda, campaña del extranjero. A la derecha, aplicación local.






Qué decís?
Bono4 asegura mi acceso a los partidos de la Albirroja

Falta bastante aún para el inicio de los partidos locales de la Selección Paraguaya. No tenemos una mecánica muy de avanzada para adquirir las entradas; para los partidos más importantes y codiciados -como Brasil y Argentina-, misteriosamente el día que salen a la venta, ya no hay entradas de graderías disponibles. En las cuadras a la redonda de los lugares oficiales de venta de entradas -Sanri y Talismán, en ocasiones Telefuturo también- pululan los revendedores, que en esos días no me caen en gracia (aunque ya tuve que recurrir a ellos para entrar). Los que quieren comprar de los locales habilitados, forman filas extensas para que les digan "hoy no hay más". Sueltan por día un cupo de entradas, al día siguiente tenés que madrugar para tratar de conseguir. Encima, tengo entendido que se puede llevar hasta 3 por documento de identidad...la misma regla no es para revendedores, supongo.

Otra mecánica, privilegiada pero no menos vueltera, es Interbanco. Si tenés tarjetas de crédito, comprás con ella las entradas. Vas a la casa de atención al cliente, en el edificio Citibank de Villa Morra, y como titular de tarjeta esperás a que pasen por todas las instancias de verificación para entregarte las dichosas entradas. Una vez retiré 8. Fue la única manera de conseguir entradas para Paraguay-Brasil.

Ahora, desde diciembre del 2008, la APF dispuso una mecánica de ventas para los más largoplacistas (y, confesemos, obsesionados y ansiosos) y ejecutó el programa BONO 4. Con este plan, uno compra entradas para los 4 partidos de local de la Selección Paraguaya, e incluso los puede pagar en cuotas hasta mayo. La venta de entradas cierra el 30 de abril y hasta donde sé, sólo se hace en Sanri (Mcal. Estigarribia y EEUU, Asunción).

El proceso es el siguiente: te vas con tu documento de identidad, firmás un "contratito", fotocopian tu CI, te dan un talonario de pago de cuotas, te sellan las cuotas que pagás (si pagás en efectivo, te sellan todas las hojas del talonario), y te vas feliz y contento con la garantía de entrar a todos los partidos. Cuatro o tres días antes de cada partido, vas a retirar como titular las entradas. En mi caso, por ejemplo, compré 3 Bono4. Para todos los casos, debo ir a retirar yo con mi CI.

Mi sugerencia: prevean. Es un poco difícil saber si uno va a poder ir o no, pero sabemos también que se hace lo que sea por ir. Caso contrario, se venden las entradas (al mismo precio de venta, por favor).

Fechas tentativas de partidos locales:
  • PY-Chile: 6 o 7 de junio 09
  • PY-Bolivia: 5 o 6 setiembre 09
  • PY-Argentina: 8 o 9 setiembre 09
  • PY-Colombia: 13 o 14 octubre 09

Costo del paquete de entradas:
  • Graderias (Norte y Sur): 200.000 Gs
  • Plateas: 400.000 Gs
  • Preferencia Central B/D: 720.000 Gs
  • Preferencia Central C: 1.000.000 Gs
División de cuotas - si comprás en...
Diciembre 08: total del costo del paquete elegido, según sector, dividido 6
Enero 09: total del costo del paquete elegido, según sector, dividido 5
Febrero 09: total del costo del paquete elegido, según sector, dividido 4
Marzo 09: total del costo del paquete elegido, según sector, dividido 3
Abril 09: total del costo del paquete elegido, según sector, dividido 2
Para mayo, tienen que estar pagadas las cuotas.
Un vendedor ambulante, también es marketinero

¿Se fijaron alguna vez cómo se distribuyen los vendedores ambulantes en los semáforos? Para los que vivimos en países en vías de desarrollo, al menos, tenemos la posibilidad de no ir al supermercado; a veces basta con recorrer unas cuadras para hacer las compras de frutas, verduras, pilas, chicles u otras cositas. No digo que se encuentra todo lo que se necesita, pero a veces uno se lleva cada sorpresa...

Mis varias idas al Yacht para reuniones me permitieron divertirme mirando la ubicación de estos vendedores. Los tiempos a solas pueden generar muchas estupideces o grandes ideas. Grandes ideas estúpidas, también.

El más efectivo sistema de distribución lo vi en Mcal. López y Gral. Santos. Es todo un arte definir en qué lugar pararse, en qué momento y durante cuánto tiempo. Era temporada de frutas. Habría que pensar en encontrar las sombras de los chivatos del antaño, para que no se destruyan las frutas. Los circuitos del semáforo son determinantes para estas tomas de decisiones. ¿Quién dijo que no hay que ser inteligente para ser vendedor ambulante? ¡Es mucho cálculo frío! No hay mejor universidad que la vida, dirían algunos. Estos tipos sí que saben de distribución.

Y una recomendación final. Anden con los vidrios (bastante) arriba y las puertas trancadas. Por seguridad, no precisamente de los vendedores.
El manifiesto del Bloguero
Explorando unos documentos para hacer mi tesis, me encontré con este manifiesto, que me parece una buena explicación para detallar lo que implica un blog. En Paraguay, tenemos muchos problemas con la libertad de expresión, me paseo por los blogs de ABC Color y de UH y mucha gente tiene problema con que los periodistas posteen. Así que, aquí va un poco de cultura y un aliento para todos los que queremos seguir escribiendo, pavadas o no pavadas, en la red:

1. La vida no se puede censurar.
2. Mi blog no representa todo lo que yo soy.
3. Juzga mis pensamientos, pero no a mí.
4. Si no te gusta lo que ves, mira a otra parte.
5. Me encanta hablar de mi vida.
6. Me encanta hablar de la vida de otras personas.
7. Escribiré posts cuando sienta hacerlo.
8. No estoy obligado a postear cada meme.
9. No tienes por qué estar de acuerdo con todo lo que diga.
10. Práctico egosurf en Daypop, Google, y Blogdex todas las noches.
11. Comparto lo que quiero compartir.
12. Me gusta enlazar a Dave (Winer), Doc (Searls), Evan (Williams), y Cam
(Barrett).
13. Bloguear es terapéutico.
14. Tener imágenes sobre mí no es obligatorio.
15. Visito las bitácoras de mi blogroll regularmente.
16. No publicaré por el simple hecho de publicar.
17. Tengo una vida fuera del blog.
18. He registrado mis herramientas para bloguear.
19. Puedo criticar a otros bloggers, pero no acosarlos.
20. Tengo derecho a editar un post.
21. Cuando bloguear se convierte en una obligación, dejo de hacerlo.
22. Le he devuelto algo a la comunidad bloguer.
23. Si quiero quejarme sobre algo, lo haré.
24. Si quiero alabar algo, lo haré.
25. No soy el mejor bloguer del planeta.
26. No tengo por qué darte explicaciones sobre mí.

Extraído del sitio de Chris Pirillo.

UPDATE: Un visitante dejó información muy importante. Hablando del caso de ABC Color en particular, valgan visitar los siguientes links para deducir las reacciones populares acerca del acto de bloguear:
-Ciber Fascistas
-Hemorroides informáticos
-Tilingos cibernéticos
-Ciberparticipación
Tanto divague de pasear en micro?!
16 de julio del 2007

Hoy cuando me iba al trabajo en micro, observé unas cuantas cosas y reflexioné acerca de otras.

Dejé pasar un micro porque iba reventado de gente y yo iba a ir colgada por afuera. Pensé en lo que mi mamá diría si me viese así, colgada por fuera de un micro, balanceándome con mi cartera y pertenencias. Sencillamente, no iba a poder mantenerme agarrada de un hierro.

El segundo micro me iba a contener al menos un escalón más arriba. En ese ya subí, aunque dudé mucho en hacerlo. Me lié por el poste para no caer. Cuando pude subir un poco más, miré a la gente que me rodeaba. Entre 60 a 70 personas que iban atiborradas en el vehículo, sólo habían 10 hombres, máximo.

Sonreí, y una señora me miró, tratando de leer mis pensamientos. Le expliqué que noté cuántas mujeres iban a trabajar. Concordó conmigo. Puede ser por muchas cosas: o salen más temprano, o van a otros rumbos. Yo marcho hacia el microcentro, un punto donde prima el sector terciario, que es ocupado principalmente por mujeres. (Es bueno aplicar conocimientos teóricos a las observaciones de la vida cotidiana).

Otra cosa: la gente que subía por atrás, porque ya no había lugar, al bajar en su parada, corría para el frente del bus por la vereda y entregaba el importe de su pasaje al conductor. Resta un poco de honestidad todavía.

También resta algo de solidaridad, en algo tan chiquitito como cargar tus cosas si vas parado. Me cuesta mucho soltar una bolsa, aunque sólo lleve mi termito de agua y una manzana, pero hay que mostrar algo de confianza.

Al llegar sobre la calle España esquina EEUU, veo un pasacalle que dice: “Kike Galeano no está desaparecido, se fue de parranda”, firmado por el partido Patria Querida. Me dejó pensando. Pensando en que realmente pudo haber partido del oficialismo, para generar algún roce entre todos.

¿Sabés qué me molesta? Que la gente esté tan empeñada en manchar al opositor para seguir a flote. Que la competencia por la presidencia del 2008 “decretó” tácitamente fin del intento de trabajo estatal, y le tiene a todos los que están en el poder trabajando para permanecer en el poder, no sirviendo al pueblo como corresponde.

¿Votaría por alguien que deja de hacer su trabajo para permanecer en su cargo? Dice más de uno que continúe trabajando. Parece que nadie quiere permanecer en el poder para continuar sirviendo, sino para continuar ganando prestigio y dinero desde su posición.

Otra cosa que me molesta. Que los políticos hablen del periodista reaparecido como un “montaje” para desacreditar al gobierno. Sí, a los narcotraficantes, ladrones, violadores y otros criminales los pagamos nosotros, el pueblo, para que nos aterroricen, con tal de desacreditar al gobierno. Nos hacemos de los que tenemos miedo; en realidad, tenemos todo arreglado. Sí, la mafia es pagada por el pueblo.

Sí, seguro. (Nótese el sarcasmo que emano).

Puede o no ser montado, pero lo triste es que es muy posible que realmente haya huido por pánico, por proteger a su familia. Aún cuando la prensa temía que Galeano esté muerto, y reclamaba su aparición, y el gobierno declaraba que andaba vivo en alguna parte, ni ellos presentaron evidencias concretas. Y tampoco no dan garantías para que uno se sienta a salvo, en su propia casa, en su patria.

Después de declarar que el periodista montó su desaparición, el político que lo afirmó se retiró de su casa, custodiado por una flota de al menos diez vehículos de seguridad. Claro, el que tiene personal armado hasta los dientes, no tiene de qué tener miedo.

Mientras, el pueblo sigue afuera, autoboicoteándose y aparentando que vive en un país de criminales.

Por lo menos podemos dar fe de que no somos parte es de la mafia política que impera.

Los jóvenes: pequeños adultos


Llamo la atención sobre algo, que no es la realidad general, pero que sorprende por su frecuencia.

¿Alguien me puede afirmar que la nueva generación que conformamos los jóvenes somos realmente distintos a los adultos?

En la medida que crezco, observo que muchos de los adultos, si bien son gente sacrificada, son más egoístas. Parecen corrompidos por alguna clase de desconfianza, desazón, desesperanza.

Mirá a los políticos. Yo no puedo creer que alguna vez tuvieron a mi edad. Fijáte en los abogados, que apañan crímenes, tergiversan la justicia. Ve a los funcionarios públicos y privados, ejerciendo la ley del menor esfuerzo, trabajando para un sistema desmotivante. Los empresarios, y cuántos más, que no ven que sus hijos les están mirando, y están aprendiendo de su ejemplo.

No estamos haciendo nada distinto a ellos. Miro a mi alrededor, y veo una generación distinta de carcasa –sí, se escribe con “ese”-, pero no de corazón. El mismo corazón que se va endureciendo con el pasar del tiempo.

Díganme, cuando ven a un joven hoy, ¿qué ven? A la hora de la verdad, cuando las papas queman, cuando está en juego algo más que nuestro beneficio, ¿nos movemos? Si se trata de ayudar a otro, no de salvarme el cuello, ¿qué hago?

Cuando alguien llora, ¿por qué marcho con el hombro para otro lado? ¿Por qué es más fácil huir por la tangente en lugar de escuchar y apoyar a alguien que necesita?

Me entristece ver que, genuinamente, somos pequeños adultos. Distinta carcasa, el mismo corazón por dentro.

Si querés obtener resultados distintos, hacé cosas distintas. Si queremos un país distinto, tenemos que ser una generación distinta.

Evangelismo BTL


Hace unos días observé a alguien que subió en el bus, a las 18:30, cuando volvía de mi trabajo; esta persona se paró y comenzó a predicar en voz alta. Observé a todos los presentes: los pocos que atendían, unos pocos irritados y una gran mayoría que estaba indiferente. Tras aplicar la vieja estrategia de evangelismo, repartió unos folletos y pretendió recolectar dinero “para el ministerio, si es que Dios ponía en sus corazones el dar algo” (repartía folletos de mi iglesia, y mi iglesia no trabaja de esa manera).

Mientras le escuchaba, me puse a reflexionar acerca de cómo estamos presentando a Dios hoy en día los cristianos y los medios que utilizamos para hablar de Él. Admirable que alguien se pare y hable en un bus, pero, ¿será realmente efectivo? ¿Por qué utilizar una estrategia que tiene todas las de perder y difícilmente toque el corazón de alguien e incluso puede generar rechazo del mensaje? ¿Por qué trató de lucrar del Evangelio? Como si fuese que la idea de las buenas nuevas de Dios es suya. Como si fuese que Dios no se encarga de proveerle todo, entonces se las tiene que ver para conseguir lo que necesita, usando el nombre de Dios.

Fue así como llegué a la analogía de que el Evangelismo es publicidad del Evangelio.

En el competitivo mercado de las almas espirituales, dos grandes empresarios se enfrentan para aumentar su market share[1].

El primero miente al por mayor, engaña y defrauda a sus clientes. Es la pesadilla de todo consumidor; sin embargo, es una opción muy frecuente del mercado, pues sus clientes se sienten muy identificados con sus atractivas farsas.

El segundo empresario está abocado a expandir su negocio en un mundo que le vendría bien tener sus bienes y servicios. Cabeza de una organización sin fines de lucro, da todo de sí para expandirse. Su vocación es crear un mundo mejor. Su única ganancia es formar más adeptos. Nadie se explica cómo le pone tanto amor a lo que hace, siendo que su trabajo le da más dolores de cabeza que satisfacciones. Actualmente, se encuentra en trabajo de expansión y afianzamiento en el mercado.

Este último empresario, llamémosle “El Todopoderoso”, posee su agencia publicitaria, encargada de comunicar su identidad. Entregó un brief[2] de 66 libros, con antecedentes, beneficios, garantías y advertencias de su negocio. No es una tarea fácil hacer su campaña publicitaria; estoy en su agencia y es algo difícil de comprender a este cliente, porque la naturaleza de su empresa es compleja. Pero mientras más tiempo paso con él, más nos entendemos. Las reuniones diarias y el compartir con otros que están en su negocio ayuda.

La agencia publicitaria está en plena transformación. Los medios convencionales de publicidad no son tan efectivos como antes. No se justifica el uso de todos los canales de comunicación, si hay algunos que aseguran la efectividad del mensaje, y otros pueden lograr incluso un rechazo de lo comunicado.

En pleno siglo XXI, la agencia publicitaria del Gran Empresario debe cambiar de estrategia publicitaria. Si bien lo que este Empresario ofrece es para todos y todos los medios pueden expresar su mensaje, hay algunos medios más efectivos que otros para evangelizar.

Sí, antes se repartían papelitos en las esquinas, se hacían grandes cruzadas, se presentaban películas de Jesús. Mucha linealidad, diría mi mentor publicitario. Salgamos de lo lineal.

Es ahí donde entra el Evangelismo BTL. Evangelismo “Below-The-Line”, significa hacer publicidad no convencional. La agencia publicitaria debe presentar a su cliente con altas dosis de creatividad, sorpresa, buscar nuevos canales de comunicación de aquel a quien representamos. Nos encontramos con estrategias más personales de presentar el negocio. Debemos tratar a la gente como individuos, no como números. Si bien toma más tiempo, garantiza que el mensaje se ajuste a las necesidades del que lo recibe. Deben ver que también sos consumidor del Todopoderoso, y que se note que tu vida es mejor desde que estás con Él.

¿Qué implica esto? Usar canales menos visibles masivamente, pero que impactan personalmente. Así se corre la voz, se logra fidelidad del consumidor, no un mero ruido en su cabeza y después vuelta a la normalidad.

También podemos usar canales bien visibles ante multitudes, pero no lineales. Una película que hable de Dios, sin siquiera mencionarle una sola vez. Una gráfica que emane valores y edificación personal. Pero nunca más debemos ir por donde van las multitudes; para un cliente preferencial, una campaña preferencial. El arte, tan dejado de lado por los cristianos, debe volver a connotar al Gran Artista.

Finalmente, vale la pena aclarar: los consumidores son clientes del Gran Jefe para el cual trabajamos, no nuestros clientes. Este Jefe es quien nos da el sueldo, no su clientela. ¿Desde cuándo el consumidor paga a la agencia publicitaria por ofrecerle un producto o servicio? Nuestro Jefe paga a tiempo, y paga muy bien. Por ende, es incorrecto andar pidiendo que la gente dé lo que Él ponga en sus corazones. No necesitas pedirle a la gente que dé, si Dios se encarga de ponerlo en su corazón. Basta de lucrar con el Evangelio.

Y, por si no te quedó claro:
El cliente/empresario es Dios.
Su agencia publicitaria se llama Iglesia.
Su brief es la Biblia.
Su competencia es el enemigo.
Su mercado está compuesto de las almas de toda persona en el mundo.
Estás en el siglo XXI. El Evangelio nunca cambia, la manera de transmitirlo, sí.


[1] Market share: porción de mercado que corresponde a una empresa en su rama de negocios.
[2] Brief: descripción de la necesidad del cliente, elaborada por el mismo y entregada a la agencia publicitaria para que elabore la comunicación publicitaria del mismo de acuerdo a lo que necesita.

Si estresarse adelgazara...
No es que sea una estresada, pero si estresarse adelgazara…

Al despertarme muy descansada, tengo que asumir que me levanto muy tarde. Me debato entre mirar o no el reloj, para darme cuenta cuán tarde es, o puedo optar por lavarme la cara, vestirme y desayunar como si nada. En ese intervalo de tiempo pierdo algunos minutos, hasta que finalmente miro la hora para adquirir conciencia: la hora de levantarse ya pasó. El trotecito de la cama al baño, al ropero, a la cama para sentarme a poner los zapatos, al pie de la escalera tras bajarme de mi dormitorio, a subirme de vuelta por olvidarme de mi celular en mi mesita de luz, a bajarme de vuelta, a prender la computadora para imprimir un trabajo de la facultad, encender la televisión para ver las noticias de la mañana, al trote a la cocina, arrojar la taza de café en el microondas, correr de vuelta a la computadora, volar hasta el microondas, desayunar mientras cargo mi termo con agua y busco una fruta y algo dulce para comer durante el transcurso del día, debería haber quemado algo de grasa. Pero no, comí un alfajor en el desayuno. Ahí gané las calorías perdidas.

Al salir corriendo por el portón eléctrico de mi casa, giro al menos 5 veces para asegurarme que no dejo el portón abierto, ni que se paraliza el cierre por apretar accidentalmente el botón del control que arrojé en algún bolsillo de mi saco, y que nadie está entrando a mi casa mientras dejo mi hogar atrás. Ese movimiento de cintura, de girar del frente para atrás, algún efecto tiene que tener. Alterno el giro para que una cintura no quede más marcada que la otra.

Subiendo la ladera de mi casa hasta España, encuentro un nuevo estrés. Hay CINCO –sí, cinco- policías en la esquina. “¿Quién se murió? ¿Quién viene? ¿Qué va a pasar hoy?”. Nunca hay cinco policías en ninguna parte. A la media cuadra hay un sexto policía viniendo. Algo está raro. Da para pensar que algo está muy inseguro. La inseguridad estresa. Más calorías quemadas.

Llega el bus –con un policía en la puerta, ahí son siete en menos de cinco minutos sin moverme- y el único lugar que hay es un pie en el último escalón de la puerta de salida, y el otro pie colgando. Saber que el tiempo apremia, y que para llegar al trabajo ponés en riesgo tu vida, estresa. Con la mochila de casi diez quilos cargada, un termo en la mano y mi humanidad, me cuelgo del bus. Entro un poco mejor de lo que estimaba, pero odio agarrarme de la puerta, especialmente si la puerta se abre y se cierra para dejarme balanceándome cada vez que alguien se tiene que bajar. Todo ese tiempo estás con todo el cuerpo tensado, sin darte cuenta estás trabajando abdominales y la cola, como cuando hacés spinning y el personal trainer te dice que endurezcas para trabajar los músculos. Sí, andar en micro se volvió spinning sin bicicleta.

Mientras espero para sentarme en un lugar libre –lo que se da 15 minutos después de subirme- tengo que velar para que: no me toquen, no me abran la mochila, no me roben, no me miren, no me silben, etc.

Al sentarme, me encuentro con más cosas –aunque banales- para estresarme: la gente que combina poleras verdes con bufandas rosadas estresa. La gente con camisa y sudadera deportiva como vincha en la cabeza estresa.

Pasar por la plaza Uruguaya, y ver los niños pobres desabrigados, los indígenas calentando restos de comida de basureros, las casitas de hule y un campamento de refugiados similar a los de la Segunda Guerra Mundial, pero en Paraguay y en el siglo XXI, estresa. Estresa ver tan brutal brecha entre ricos y pobres, cómo lo máximo en riqueza que alcanzan los olvidados es la sombra del Mercedes último modelo de algún político, siendo que lo único que piden es comida, salud y educación.

Estresa pensar en cómo le vas a pedir al conductor del bus que te de el ticket del boleto que vas a pagar, porque no querés ser parte de la corrupción. No cumpliste con la tarea de pensar en la excusa que le vas a dar para que no te escupa por la cara, te tire el ticket a la calle y te pase encima cuando te bajes y recojas el pedacito de papel que pagaste; entonces pagás el pasaje, y cruzar los dedos no alcanza para recibir el papel. Otro día más sin ticket. Hay que pensar una excusa urgente para exigir algo que es un derecho. Este trajín de incertidumbre, estresa.

Llegar temprano a la oficina no estresa. Saber que tenés que presentar un proyecto esa tarde para el cual no tenés ni la más pálida idea de qué vas a hacer.. eso estresa.

Y eso que son las 8 de la mañana. Si estresarse adelgazara…
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