Blast from the past: encuentro contigo

Pienso que los hombres son mejores amigos que las mujeres, pero no siempre fue así de tajante mi pensamiento. Hoy estoy acostumbrada a tener amigos varones, en su gran mayoría. De hecho, mis mejores amigos son varones hace muuuu...chos años. Hace mucho tiempo atrás tenía dos mejores amigas, una eras vos. Eramos un grupo de tres nenas, y dijimos que cada vez que miremos las estrellas y encontremos a las Tres Marías, nos acordaríamos de nosotras.

Éramos dos Paolas -una de ellas, vos- y yo. Hablábamos de todo, veíamos películas juntas, merendábamos, pasábamos el recreo divagando. Pasamos juntas nuestros primeros amores, nuestros primeros destrozos de corazones, nuestras primeras fiestas, los días de pileta en Asunción o San Bernardino, cocinando lemon pie, y tantos momentos lindos y feos de la vida, pero lo importante era que nos teníamos las unas a las otras. Eran días en los que teníamos e-mail, el Internet era dial up, y nos escribíamos cartas con mucho color, con muchas hojas, lleno de corazones y derramando palabras de afecto, secretos y amistad incondicional. Leíamos CosmoGirl y Seventeen, bailábamos en el dormitorio, y vivíamos la adolescencia en una inocencia que hoy en día se desconoce.

Ayer te vi, después de 7 años. Fue un encuentro sumamente casual y extraño, las dos nos quedamos congeladas, sorprendidas. Las dos habremos pensado en cómo cambiamos. Pasaron los años, y yo iba teniendo noticias de vos a la distancia. Iba viendo tus cambios a través de la parte de sociales de revistas. Me divirtió ver que te convertiste en la diva fashion que perfilabas a ser, que camines con ese porte que siempre supuse que ibas a tener. Me sorprendió escuchar tu voz: ese cambio de timbre adolescente, a voz de mujer. La última vez que te escuché hablar tenías máximo 15 años.

Fuiste mi amiga de infancia. Mi aliada. Fuimos amigas por al menos 5 años. Tu mayor traición fue contarle al chico que me gustaba que tenía una lata de leche condensada escondida en mi mesita de luz, al costado de la cama, con un abrelatas y una cuchara (hasta ahora me río de la escena). Con eso quiero decir que fuiste muy, muy leal.

Al subir al auto, no pude evitar lagrimear en la oscuridad. No sé por qué me dio tanta melancolía encontrarte. Quizás porque nunca conté con la posibilidad de que te vayas, de que tu presencia desaparezca muy lento de mi vida, y que con vos se vayan tantos recuerdos y experiencias. Contigo se fue mi creencia en que hay amistades que duran para siempre.

Las cosas cambian. Intercambiamos números, pero dudo que pase de eso. En algunos años supongo que me voy a enterar de vos en la sección de casamiento en Sociales, y vos de mí en... ¿en dónde será? No sé. En orkut, capaz. Ojalá lo sepas en la sección de Negocios, o en Arte y Espectáculos.

Te extrañé, y te voy a volver a extrañar.

1 viajeros que conversan:

Melissa Ramos Vaesken dijo...

guaaa.... :(

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